Dos elefantes jóvenes platicaban en la selva de África. Dice uno: "Quisiera tener las orejas más grandes, para poder abanicarme mejor, y la trompa más larga, para poder alcanzar las hojas tiernas de las ramas altas". Dice el otro elefante: "Yo quisiera tener las pestañas más largas y la piel más tersa". "¿Para qué?" -se sorprende el primero. Explica el otro: "Es que soy metrosexual"... Una mujer casada le pregunta a otra, soltera: "¿Sabes qué hacen los hombres en la cama después de hacernos el amor?". "No sé" -responde la soltera. Le dice la casada: "Estorbar"... Un político salió al campo a fin de buscar votos para la próxima elección. En una pequeña granja vio a una linda muchacha que estaba ordeñando una vaca. Fue a hablar con ella. La mamá de la chica lo ve desde la ventana y de inmediato llama a su hija. "Entra inmediatamente en la casa, Bucolina. ¿Quién es ese hombre que está contigo?". Contesta la zagala: "Dice que es un político, mamá". "¡Ah! -se alarma la señora-. Entonces tráete también a la vaca"... El director de programa en la comida semanal del club pide a los invitados: "Señoras y señores, demos un gran aplauso a nuestro orador invitado: me acaba de informar que olvidó en su casa el texto de su conferencia"... Babalucas no sólo estaba mascando chicle en la biblioteca: además lo tronaba entre los dientes al mascar. Eso tenía nerviosos e irritados a los lectores que estaban a su alrededor. Acude el bibliotecario y lo amonesta: "Señor: las personas que están cerca de usted no pueden leer". Replica el tonto roque: "Si no pueden leer ¿entonces qué ch... están haciendo en una biblioteca?"... Astatrasio Garrajarra, el borrachín del pueblo, solía decir: "Los demás son alcohólicos; yo soy bebedor social". La verdad monda y lironda es que era alcohólico, tanto que al fin llegó a tener delirium tremens: en medio de su ebriedad veía toda suerte de monstruosas bestias: dragones horribles, endriagos espantables, feroces vestiglos, amenazantes hidras. Asustado, le contó a su mujer lo que le estaba sucediendo. La señora se alarmó, y le dijo que debía internarse de inmediato en una clínica de rehabilitación. Astatrasio aceptó la sugerencia, pero dejó pasar los días sin buscar alguna. Al fin le preguntó su esposa: "¿Cuándo vas a ir a esa clínica, Astatrasio?". "No es necesario que vaya, vieja -responde muy alegre el temulento-. ¡Ya me hice amigo de los monstruos!"... La niñita le pide a su papá: "Cuéntame un cuento, papi". El señor, que leía su periódico, responde: "Pídele a tu mamá que te lo cuente". Contesta la pequeña: "Dice que ella no sabe ningún cuento". "Claro que sabe -replica el señor-. A mí todas las noches me cuenta uno. Que si le duele la cabeza, que si está muy cansada, que si al siguiente día tiene que levantarse muy temprano..."... Recordemos aquella vieja frase: "Los muertos que vos matáis gozan de buena salud". Podríamos decir tal cosa a los que alguna vez creyeron que tras su derrota en la elección presidencial pasada el PRI estaba ya muerto y sepultado. No hubo tal, desde luego. Una dominación de 70 años no se acaba con una sola jornada electoral. Vive el PRI, y perviven sus viejas estructuras, como lo muestran la victoria de los cañeros de la CNC ante la timorata debilidad del régimen y la manera en que llegó a su cargo el nuevo dirigente de la CTM. Con Madrazo pueden volver a entronizarse los mismos vicios del antiguo PRI. Y lo peor es que la única opción que ante nosotros se presenta son los nuevos vicios -que ya hemos visto en el DF- del PRD y López Obrador... FIN.