Torreón Calidad del aire Peregrinaciones Tránsito y Vialidad

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Empieza esta columnejilla con un cuento que las personas pudibundas no deberían leer. Si lo leen úsenlo como ejemplo para ilustrar el lamentable extremo a que han llegado las costumbres en la moderna sociedad... Una joven de atractivas formas entró en la farmacia y le pidió al dependiente una docena de condones. Pregunta el empleado: "¿De qué tamaño: chicos, medianos o grandes?". Contesta la muchacha: "Démelos revueltitos. No tengo novio formal"... Babalucas consiguió trabajo en una oficina como Asistente B. ("Ve a traer esto; ve a traer lo otro"). Su primera tarea de la mañana, le dijeron, consistiría en ir a la tienda de la esquina a traer el café de los empleados. Ansioso de cumplir bien esa encomienda Babalucas se consiguió un termo fino y grande. Con él llegó a la tienda en su primer día de trabajo. Le pregunta al encargado: "¿Cabrán en este termo seis tazas de café?". El de la tienda ve el termo, calcula y luego dice: "Creo que sí". "Muy bien -se alegra Babalucas-. Ponme dos cafés capuchinos, dos americanos y dos descafeinados"... Don Usurino era el hombre más tacaño del pueblo, el más agarrado, cicatero, cutre, mezquino, roñoso, manicorto y ruin. Le decían "La bandera", pues era el avaro patrio. Su pequeño hijo cumplió seis años. Y preguntó el pequeño: "¿Recuerda usté, ?apá, que el año pasado me regaló en mi cumpleaños un caramelo?". "Claro que lo recuerdo, hijo -contesta con ademán señorial el avariento-. Y ahora, como regalo, le doy permiso de que le quite el papel y se lo coma"... Yo digo que en este tiempo y mundo el automóvil es un artículo de primera necesidad. En México, por el pésimo sistema de transporte público que padecemos en todas las ciudades, el automóvil debería aparecer en la canasta básica al lado de la tortilla, la leche para el niño y el aceite de comer. Con esto quiero decir que todos los mexicanos tienen derecho a poseer un automóvil. No todos, sin embargo, lo pueden comprar nuevo, y ni siquiera usado, por los precios que privan en el mercado local. De ahí viene el problema de los vehículos llamados "chocolates", eufemismo para no decir "chuecos", eufemismo para no decir "ilegales o de contrabando". Lo que en el país rico es basura en el país pobre es mercancía. ¿Que los tales vehículos son chatarra? Es cierto, pero satisfacen una necesidad, igual que la ropa usada que de Estados Unidos llega a México en pacas para ser adquirida por los pobres, que de otro modo vestirían harapos. A Fox se le vino el mundo encima por haber legalizado una vez más -la enésima- la ilegalidad de esos vehículos. No hizo sino adelantarse un poco a convenciones internacionales ya acordadas. Se ha visto cómo el problema de los vehículos ilegales, con la inminente apertura de la frontera a los importados, ha traído consigo mayor baratura en el mercado automotriz, y mejores facilidades de pago para los adquirentes. Los dirigentes de la industria deben convencer a los compradores, aun a los de más débil condición económica, de las ventajas -incluso de precio- de un auto nacional, siquiera sea usado, sobre un vehículo extranjero, cuyo aparente bajo costo inicial queda anulado por el alto costo de su mantenimiento. Con todo, ya veremos que esta competencia traerá finalmente buenos resultados tanto para consumidores como para productores. No nos moleste, mientras tanto, ver a Juan Pueblo manejando... El gerente de compras de una gran tienda departamental le hizo un pedido importante a una vendedora, y a más de eso disfrutó con ella de un rato de íntimo solaz. Al despedirse de la chica le dice el individuo: "Para mí es un placer hacer negocio contigo". Responde la muchacha: "Y para mí es un negocio hacer placer contigo"... FIN.

Leer más de Torreón

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Torreón

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 166401

elsiglo.mx