¡Mañana! Sí, mañana saldrá a la luz aquí la vitanda narración conocida en los anales de la sicalipsis con el nombre de ?El Chiste más Rojo en lo que Va del Año?. La lectura de ese cuento está prohibida por la Pía Sociedad de Sociedades Pías, cuyo censor le aplicó los cuatro ?pores? (XXXX) correspondientes a los relatos de más infame condición. ¡No se pierdan mis cuatro lectores ese chascarrillo!... La secretaria de don Algón se estaba aligerando la ropa en la oficina de su jefe. En el teléfono el salaz ejecutivo hablaba con su esposa. ?Perdóname, Farola -le dice-. Ahora no te puedo atender. El personal me está pidiendo un aumento de sueldo?... Decía muy mohína una muchacha: ?Falcidio me engañó. Me dijo que me llevaría a vivir en una casa estilo barroco, y me llevó a una estilo barraca?... Una curvilínea chica fue a la consulta de don Aviceno, el médico general del pueblo. Le dijo que era soltera, y que sentía ardores eróticos continuos. El anciano facultativo la examina y luego exclama con dramático acento: ?¡Demasiado tarde!?. ?¿Qué sucede, doctor? -inquiere con angustia la garrida moza-. ¿Tengo algo grave??. ?No, muchacha -suspira don Aviceno-. Me refería a mi edad?... El especialista en siniestros dice en su conferencia: ?En los choques de trenes se ha observado que los pasajeros del primer vagón son los más afectados?. ?¿Y entonces pa? qué lo ponen?? -pregunta con enojo Babalucas... El galancete estaba con su novia en la casa de la chica, y no daba trazas de retirarse. El papá de la muchacha le dice al importuno: ?Joven: en esta casa la luz se apaga a las 11 de la noche?. ?¡Fantástico, señor! -se alegra el mozalbete-. ¡Eso me va a ayudar bastante!?... El ya casi olvidado subcomandante Marcos apareció en la escena pública como personaje de un drama, por las muertes que provocó su absurdo levantamiento armado y por las reivindicaciones que planteaba. Al paso del tiempo, sin embargo, se transformó con sus desplantes y jactancias en personaje de comedia, después de sainete frívolo y finalmente de lamentable farsa. Ahora parece estar rozando aquel gastado género, la astracanada, palabra que se aplica a lo disparatado y chabacano. Hoy por hoy sus proclamas suenan huecas, nadie les hace caso ya, y él mismo se describe como viejo y panzón. Panzón quizás. A algunos el ocio y la haraganería los engorda. Pero no viejo. Caduco más bien, obsoleto y anacrónico, pues en el México actual la violencia es método anacrónico, caduco y obsoleto para solucionar los males de la sociedad. Lo que inquieta es mirar las fotos de los seguidores a sueldo del guerrillero de Internet portando modernas armas que sólo las dos más grandes fuerzas del país, el Ejército Nacional y el narcotráfico, pueden adquirir. ¿De dónde sale, nos preguntamos, para pagar ese armamento tan sofisticado? A lo que se ve hay ocultos patrocinadores interesados en mantener vivo un movimiento que sólo ha provocado inútil derramamiento de sangre, y que ahora promueve despojos, atenta contra la libertad de las personas y mantiene en el atraso y en la sujeción a aquella pobre gente a la que iba a redimir. Tiempo es de bajar el telón sobre esa mala pieza que ya aburre... Un individuo fue a una mancebía, casa de lenocinio, ramería, prostíbulo, burdel, lugar de trato o lupanar y le pidió a la madama una mujer. Para su gran sorpresa, la daifa que le trajo la proxeneta era su propia esposa, quien en sus ratos libres -que eran los más del año- ejercía ahí el noble y antiguo quehacer del meretricio. El hombre prorrumpió en dicterios, pues tenía una elevada idea de la moralidad. ?¡Mira nomás! -exclama la señora al oír sus invectivas-. Yo vengo aquí a trabajar para ganar dinero; tú vienes a gastártelo, ¡y aun así te enojas!?... FIN.
