Aviso importante: hoy aparece en esta columnejilla "El Chiste más Cruel en lo que Va del Año"... Fidelio, fanático del sonido, tenía bocinas en todos los rincones de su departamento. Un día invitó a una amiguita; puso en el estéreo música romántica y luego los dos se trenzaron en ardientes acciones de foreplay. En eso estaban cuando Fidelio advirtió que los sonidos graves no se oían bien. "Permíteme -dice a su compañera-. Voy a poner el dolby". "No es necesario, Fide -lo retiene ella respirando agitadamente-. Traigo el dispositivo"... La clara victoria de Felipe Calderón en la primera jornada del PAN para elegir candidato a la máxima magistratura, ahora tan minimizada, lo colocó muy por encima de Cárdenas y Creel. Apostar a su triunfo final sería ahora apuesta muy segura, sin hacer a un lado el riesgo que conlleva cualquier manera de apostar. No soy quién para dar explicaciones de lo sucedido. Ni a mí mismo puedo explicarme algunas veces. Sin embargo no me sorprendió que Calderón haya sorprendido. Intentaré -para usar una de las muchas cursis expresiones políticas en moda- una lectura de lo que aconteció. En primer lugar -perogrullada por delante- la elección del PAN era panista, y Calderón es más panista que sus adversarios. Lo es, sin hipérbole, desde antes de nacer. Pocos hay con su militancia en el panismo, y menos aún con su reciedumbre ideológica e intelectual. Los panistas, que han conocido ya los daños que causa el arribismo, optaron por el precandidato más sólido y con mayor trayectoria partidista. A Creel, por otra parte, lo está perjudicando el doble efecto Fox, el de don Vicente y el más lesivo aún de doña Marta, con cuya bendición aparentemente cuenta, lo que hace de él una especie de candidato oficial no bien mirado por todos. También pesan sobre él aquellas malhadadas autorizaciones para casas de juego que dio en vísperas de su salida de Gobernación. En cuanto a Alberto Cárdenas, por más que tiene probadas cualidades, llegó algo tarde a la contienda y sin la fuerza ni personalidad que se requieren para ganar un proceso de este tipo. Ser un caballo negro, si bien suena atractivo, no es garantía de victoria. Felipe Calderón es, sin lugar a dudas, el mejor candidato que los panistas pueden presentar. Su buen éxito en la primera elección interna puede llevarlo, sin problemas ya, a obtener la postulación de su partido. Será difícil, eso sí, que gane la elección constitucional. Le pesará aquel pernicioso efecto que antes dije: sufrirá los efectos del fracaso en la administración de Fox. Aun así será el mejor candidato panista. Aun así -comparado con Madrazo y López Obrador- será el mejor candidato... En el bar, ya con copas, un majadero tipo le pregunta a otro: "Aquí en confianza, dime: ¿qué tal es tu mujer en la cama?". Responde el otro: "¿Qué te puedo decir? Las opiniones están muy divididas"... He aquí el chiste más cruel en lo que va del año. Don Algón, hombre de empresa, iba en su Lamborghini atravesando el puente cuando vio a un hombre que ataba una cuerda a uno de los travesaños con la evidente intención de ahorcarse. Detuvo el magnate su rutilante coche, se apeó de él y fue hacia el desdichado: "¿Qué le pasa, buen hombre? ¿Por qué quiere privarse de la vida?". Contesta, gemebundo, el infeliz: "¡Me despidieron de mi empleo! ¡Estoy desesperado!". "Vamos, vamos -lo tranquiliza don Algón dándole palmaditas en la espalda-. No se angustie usted, amigo mío. Ya verá cómo su patrón encontrará bien pronto quién lo reemplace"... FIN.
