Dos secretarias estaban platicando. Le cuenta una a otra: "¡Fue algo tremendo! ¡Me tuvo tres días en la cama; me hizo temblar, sacudirme toda! ¡Casi no me dejaba respirar! Al final quedé agotada, con todo el cuerpo dolorido. ¡Casi no me podía sostener!". Llegó en ese punto otra secretaria y alcanzó a oír aquello. Pregunta con interés ansioso: "¿Con quién estuviste, Rosibel? ¿Quién es ese hombre que así te hizo sentir?". "¿Cuál hombre? -contesta Rosibel-. Estoy hablando del catarro que tuve"... Doña Melbina pensaba que cantaba bien. En realidad lo hacía muy mal: cuando ensayaba en casa su esposo se salía a la calle para que los vecinos no fueran a pensar que la estaba golpeando. Un día doña Melbina le informa a su marido: "Voy a cantar en el Teatro de la Ciudad. ¿Quién sugieres que me acompañe?". Responde el individuo: "Un guardaespaldas"... Llegó un hombre a su casa y sorprendió a su mujer en erótico deliquio de carnalidad con un desconocido. "¡Canalla! -le grita el esposo al follador-. ¡Te voy a romper la mádere!". "Ay, Cornulio -le reprocha la señora a su iracundo cónyuge-. ¿Por qué le vas a romper eso? Después de todo el señor no rompió nada"... Una vedette le pidió al cirujano plástico que le pusiera unas bubis de muy buen tamaño. El médico obsequió el deseo de su cliente y le implantó un tetamen abundoso. "¿Cuánto le debo, doctor?" -pregunta la vedette. "Caramba, señorita Chichonier -duda el facultativo-. No sé si cobrarle por metro o por kilo"... El señor, asomado a la ventana, veía a través de su telescopio. Le pregunta su esposa con tono ácido: "Dime, Pipinio: ese planeta que miras todas las noches ¿se está bañando otra vez?"... Me preocupa la estéril impugnación que el PAN está haciendo del proceso electoral en Coahuila. Esa conducta indica falta de rectitud y de civilidad, valores indispensables ambos en el ejercicio democrático. Bien saben los panistas y sus corifeos que las irregularidades que señalan de ninguna manera son suficientes para autorizar la demasía que pretenden, nada menos que la anulación de unos comicios en los cuales el candidato del PAN a gobernador fue superado ampliamente por su rival priista. En vez de tener la honestidad y gallardía que desde el principio debieron haber mostrado; en lugar de reconocer su derrota y el triunfo del contrario como requisito para mantener la unidad de los coahuilenses e iniciar con buenos auspicios una nueva etapa en la vida del Estado, en vez de eso, por razones que no alcanzo a comprender, los panistas se embarcan en un procedimiento de impugnación que ellos mismos saben carente de base, y que no hará sino enturbiar la vida política de la entidad. Es lamentable que eso pase. Cuando en Nuevo León el priista Natividad González Parás perdió la elección de gobernador frente al panista Fernando Canales Clariond, reconoció de inmediato el triunfo de éste, lo felicitó personalmente y asistió a su toma de posesión. Contrasta esa plausible conducta de ayer con el reprobable comportamiento de hoy en los panistas de Coahuila. Sus acciones son nocivas para los coahuilenses. Por eso acierta el lagunero Edgar Ríos, presidente de Canacintra-Torreón, cuando insta a Jorge Zermeño Infante, el ex candidato del PAN, a dejar atrás el asunto de las elecciones. Dice el dirigente privado: "Creo que debemos comenzar ya a darle vuelta a la hoja, ver hacia el futuro, ver el progreso de Coahuila, el progreso de Torreón, y trabajar con las autoridades, tanto municipales, que son de un partido, como estatales, que van a ser de otro partido". Ojalá esas palabras sean atendidas por quienes a causa de un errado interés político dejan de ver el bien de la comunidad... FIN.