Una señora dijo en reunión de amigas: "Mi marido tiene un problema inmobiliario". Pregunta una: "¿Con algún terreno?". "No, -precisa la señora-. Ya no se le mueve"... PREGUNTA: ¿Qué sucede si un elefante se para en una pata? RESPUESTA: Un pato queda viudo. (NOTA: Un chiste más como ése y mis cuatro lectores quedarán reducidos cuando mucho a dos)... Rosibel, vivaz muchacha pródiga en recursos, le comentó a una amiga: "Mi mamá me hizo prometerle que no dejaré que mi novio me toque de la cintura para abajo". "¡Fiero tabú! -exclamó la amiga, que era algo dada a la grandilocuencia (Cuando hacía el amor gritaba: "¡Adverbio que expresa afirmación! ¡Adverbio que expresa afirmación!", en vez de gritar sencillamente: "¡Sí! ¡Sí!")-. Y ahora que tu madre te ha prohibido dejar que tu novio te toque de la cintura para abajo ¿qué vas a hacer?". Contesta Rosibel: "Voy a aprender a pararme de cabeza". (No le entendí)... ¡Atención! ¡En el curso de esta semana ofreceré a mis cuatro lectores el tremebundo cuento intitulado: "Sicalipsis y política". ¡No se lo pierdan!.. Leamos ahora estas aladas palabras: "... Armando Fuentes Aguirre, 'Catón', vive en Saltillo, Coahuila, y ahí escribe. Sus artículos se leen en todas partes y también en otras. Sabe de filosofías; posee el don amable de la risa. Fue ungido con la gracia de la ligereza y con la ligereza de la gracia. Camina por todos los caminos de México y lleva con él un bagaje de amor y humor que al mismo tiempo alegra y nos conmueve. Maestro de periodistas, profesa un amable magisterio. Huye de esa diabólica tentación, la solemnidad, pero anda por sus textos el hálito de lo verdadero. Maravilloso ser humano, su gloria mayor es ser abuelo, irresponsable paternidad que comparte con su esposa de 40 años (de casada con él). En este libro 'Catón' nos hace reír y Armando Fuentes Aguirre nos hace pensar. Se encuentran en sus páginas el angelito y el diablito cuya morada es cada ser humano. Juguemos en este 'Subibaja' que baja y sube igual que nosotros en la vida...". En esa bella forma me presentó Lorena B. González, mi gentilísima anfitriona en la Feria Internacional de Libro en Monterrey. A ese acto de presentación le corresponde un adjetivo: multitudinario. Según me dijeron las muchachas y muchachos edecanes fue el acto más concurrido de la Feria. ¿Cómo puedo corresponder al cariño de toda la gente bondadosa que desde hora y media antes de la fijada para la presentación empezó a ocupar los lugares del vasto recinto, y que al final hubo de acomodarse de pie en los corredores o sentada frente al escenario, o que trató de seguir desde afuera el curso de la presentación, pues numerosos visitantes ya no pudieron ni siquiera acercarse a la puerta de la sala? ¿Cómo agradecer la paciencia de aquellos que formaron una larga fila que se prolongaba hasta afuera del recinto, de modo que estuve firmando libros hasta que nos apagaron la luz, pues era ya avanzada la hora de la noche? Crece día con día mi deuda con Monterrey y con los generosos regiomontanos y nuevoleoneses. Por ellos, dije, soy en muy buena parte lo que soy. Doy las gracias a "Diana", mi insigne casa editora: cuando de niño y joven leía yo sus libros no pude imaginar siquiera que alguna vez mis textos saldrían amparados por su prestigioso sello editorial. Gracias a mis compañeros de los medios por la difusión que dieron a mi presencia en la Feria. Ya anda pues en el mundo "Subibaja", mi más reciente libro. Ojalá pronto lo tengas en tus manos, para que en ellas sientas el calor de las mías y de mi corazón... FIN.