Nadie diga "¡Oh!", "¡Ah!", "¡Jíjole!", "Órale!" o "¡En la madre!" si de repente doña Elba Esther Gordillo sale con la embajada de que dará su apoyo a López Obrador. La señora -se detuvo mi pluma y no me obedeció cuando iba yo a escribir "la maestra"- es vengativa, y está dolida con Madrazo y con el PRI. Toda su fuerza, entonces, y todo su rencor, irán contra el partido que otrora fue tan suyo y que hoy le es tan ajeno. Seguramente el PAN no la recibiría -ni siquiera el pragmatismo político de los neopanistas da para tanto-, de modo que el último asilo que le queda es el de López Obrador, capaz de agarrar hasta puñaladas con tal de alzarse con el poder, y luego ya se verá. Esto que digo no es especulación: doña Elba Esther menciona ya en lo privado el nombre de AMLO como una opción para ella y su gente. Algunos de sus colaboradores en los estados han empezado ya a tomar distancia del PRI, pues aunque todavía no ven clara la orientación de su patrona y jefa, y andan por ello un poco despistados, saben que la vinculación de la señora con el PRI ya es casi nula y que en cualquier momento puede dar el bandazo hacia otros rumbos. Por eso, si se confirma este fundado vaticinio, nadie diga "¡Oh!", "¡Ah!", "¡Jíjole!", "¡Órale!" o "¡En la madre!"... ¡Mañana! ¡Sí, mañana aparecerá en este mismo espacio el deplorable cuento intitulado "Sicalipsis y política"! Quizá peque de ordinariez el tal relato -por eso lo vetó la Pía Sociedad de Sociedades Pías-, pero no cabe duda de que describe con meridiana claridad la situación política en que estamos... El hombre de la agencia de viajes le dice al cliente: "¿No le parecería sensacional un fin de semana con una estupenda rubia, en hotel de lujo, bebidas y alimentos incluidos, con coche sin límite de kilometraje, todo por mil 500 pesos?". "¡Fantástico! -exclama el cliente-. ¿Dónde?". Responde el individuo: "No sé. Pero ¿a poco no le parecería sensacional?"... Tres carcamales, hombres seniles, achacosos y decrépitos, tomaban el solecito en el jardín del asilo en que vivían. Dice uno: "Si llegué a los 90 años es porque jamás bebí, nunca fumé y no anduve en aventuras con mujeres". Declara otro: "Atribuyo mi larga vida de 95 años a una buena alimentación. Me nutro únicamente de sémola y avena". "Pues yo -manifiesta el tercero- llegué a esta edad siguiendo el consejo de mi padre. Cuando cumplí 18 años me dijo aquel maravilloso viejo: ?Sólo vivimos una vez, hijo, y la existencia es corta. Tú disfruta la vida; goza sin ningún freno de todos los placeres que puedas encontrar?. Eso me dijo mi papá. Desde entonces no me privé de nada: fumé como chacuaco, bebí como cosaco, follé como verraco y comí como bellaco". "¡Qué maravilla! -se asombran los otros valetudinarios-. Y ¿cuántos años tienes?". Responde con feble voz el vejestorio: "Veintidós"... En los hielos del Polo Norte el osito va con su madre y le pregunta: "Mami: qué clase de oso soy?". "Oso polar, claro" -responde con ternura Mamá Osa. Pregunta el Nene Oso: "¿No soy oso grizzly?". "No, bebé" -contesta Mamá Osa-. Eres oso polar?". Inquiere de nueva cuenta Nene Oso: "¿No soy oso panda?". "No, hijito -vuelve a decirle Mamá Osa-. Eres oso polar". "¿No soy osito koala?" -pregunta otra vez el osito. Papá Oso, que oía la conversación, se impacienta y le dice a Nene Oso: "Mira: eres blanco, vives en el Polo Norte... "¿Por qué dudas de que eres oso polar?". Contesta el Nene Oso dando diente con diente: "¡Porque siento un frío de la tzingada!"... Llegó Babalucas a una tienda y le pidió al encargado: "Quiero un suéter". Pregunta el hombre: "¿De lana virgen?". "Ya le dije que quiero un suéter -replica con impaciencia Babalucas-. La conducta sexual de las borregas no me interesa para nada"... FIN.