Un señor cumplió 25 años de casado. Con tal motivo le hizo a su esposa un regalo sorpresa: una plancha. Fue regalo sorpresa porque ella esperaba un coche. Le dice la señora: "Yo también tengo un regalo para ti". Saca de abajo de la cama una cajita y se la entrega al tipo. Abre él la caja y encuentra en su interior tres nueces y 50 mil pesos en billetes de 500. Le explica la mujer: "Cada vez que me dejabas insatisfecha después del acto yo ponía una nuez en esta caja". "Vaya, vaya -dice el sujeto atusándose el bigote con aire baladrón-. Veo aquí tres nueces nada más. Si en 25 años de matrimonio sólo te dejé insatisfecha tres veces, mi récord no está mal". "Espera ?le indica la mujer-. Cada vez que juntaba un kilo de nueces lo vendía"... (NOTA ESTADÍSTICA: Hice los cálculos correspondientes y contabilicé 2,724 insatisfacciones, nuez más, nuez menos)... Desde luego también hay casos en que el insatisfecho es el varón. En el momento del trance conyugal aquel marido le decía a su consorte: "Frigidia: me casé contigo para toda la vida, pero tú no demuestras ninguna"... El viejo león de la Metro-Goldwyn-Mayer paseaba por la selva. Vio a dos hermosas leonas jóvenes y rugió para anunciarles su presencia. "No le hagas caso -le dice despectiva una de las jóvenes leonas a la otra-. Es pura película"... Dos criaditas estaban platicando. Una de ellas le describía a su amiga la fiesta que hubo en casa de su patrona. "¡Qué señoras tan cultas las que fueron! -le cuenta con admiración-. Todas eran intelectuales: había ahí escritoras, periodistas, historiadoras, políticas, artistas, diplomáticas, científicas...". "Ya me imagino -dice también con admiración la amiga-. Y ¿de qué hablaron?". Responde la criadita: "De nosotras"... Le propone el recién casado a su flamante mujercita: "No quiero que nuestro matrimonio sea aburrido. Saldremos a divertirnos tres noches por semana". "¡Fantástico! -se alegra la muchacha-. Tú saldrás los lunes, miércoles y viernes y yo los martes, jueves y sábados"... Se acerca ya la temporada en que nuestros paisanos que trabajan en Estados Unidos vendrán a México a celebrar las fiestas de Navidad y fin de año. Aunque parezca anticipado no está de más hacer algunas reflexiones a fin de que las autoridades correspondientes atiendan mis recomendaciones, que hago sin costo alguno para la República. El viaje de los migrantes suele convertirse en una odisea: el paso de la frontera les toma varias horas, pues los consulados les dan información acerca de los trámites que deben cumplir y la documentación que deben presentar, y a veces al cruzar la frontera se les exigen más trámites y otros documentos, lo que origina que en muchas ocasiones los paisanos sean objeto de expoliación en el ingreso a su país. En las aduanas sucede lo mismo. Luego, los viajeros deben enfrentar el acoso de elementos policiacos diversos, a quienes les basta ver un vehículo con placas de Estados Unidos y pasajeros mexicanos para caer sobre éstos y hostigarlos a fin de sacarles dinero. Esos paisanos nuestros benefician mucho a México. Se les debe tratar bien, y no volverlos presa de la corrupción. Esperemos que las dependencias que tienen que ver con su internación y su ulterior regreso actúen de manera que evite que algunos malos mexicanos conviertan en un calvario el viaje de los migrantes... El vecino le dio una mala noticia a la señora: "A su esposo lo atropelló una aplanadora". "¡Cielo santo! -se consterna ella-. ¿A dónde lo llevaron?". Responde el vecino. "Está en el Hospital Civil, cuartos 110, 111 y 112"... Les cuenta Rosibel a sus amigas: "Ya conseguí trabajo". "¡Qué bueno! -se alegran ellas-. ¿En qué consiste tu trabajo?". "Es de planta -explica Rosibel-. Todos los días me dan una regadita"... (No le entendí)... FIN.
