El tipo aquél, que era marinero, sabía cómo se las gastan las chicas que andan con los marineros, de modo que para casarse quiso buscar una muchacha que jamás en su vida hubiera sabido de la gente del mar. Así, tomó un remo, e iba por la calle preguntando a todas las chicas que se hallaba: ?-¿Qué es esto?- ?-Un remo? ?respondían todas sin vacilar-. Ya desesperaba, cuando una contestó: ?-No sé, parece un trozo de leña?. El marinero se casó con ella. La noche de bodas, ya para acostarse, le dice la muchacha: ?-¿Qué lado de la cama prefieres, mi vida? ¿Babor o estribor??... Dos señoras se encuentran en la calle. ?-¿Y cómo le ha ido a tu hija con su matrimonio?? ?pregunta una-. ?-¡Muy mal, muy mal!? ?gime acongojada la primera-. ?-¿Por qué? ?pregunta la otra-. ¿Le salió borracho o desobligado? ¿La golpea??. ?-¡Peor todavía! ?solloza la señora-. ¡Le salió cornudo!?... En lo más animado de la fiesta el señor decide que es hora ya de ir a casa. Se pone a buscar a su señora, pero no la encuentra. Después de buscar otra vez por todas partes abre la puerta de una recámara y ¡oh sorpresa!, ahí estaba ella en brazos de un compadre. ?-¿Qué es esto?? ?pregunta indignado-. Y dice el otro: ?-Espero que comprenda, compadre; Recuerde que ni la comadre ni yo sabemos bailar?... Si el PRI le da a Montiel una senaduría o cualquier otro medio por el cual se allegue fuero, habrá tocado los más bajos fondos de la corrupción -permítaseme esa expresión melodramática, pero valedera-, y de paso dará al traste con cualquier posibilidad que tenga de volver al poder presidencial. Los mexicanos estamos hartos de ese tremendo vicio que es la impunidad, y los priistas se echarían la soga al cuello si extendieran sobre el ex gobernante mexiquense cualquier forma de protección. Sobrados elementos hay para considerar que Montiel se enriqueció a costa del erario. El caso de su hijo, tan joven y ya tan multimillonario, es un escándalo que no se puede soslayar. Deje el PRI que Montiel responda por sí mismo y arrostre las consecuencias de sus actos, y no se pierda a sí mismo tratando de encontrar modos de salvarlo. Ese aberrante extremo equivaldría a una forma de complicidad, y los mexicanos tendríamos la impresión de que los priistas, de espaldas al cambio de los tiempos, no sólo no han renunciado a los vicios de su ayer, sino que los repiten, y acentuados... El historiador llevó a su hijo con el dermatólogo, pues se rascaba de continuo (el hijo, no el dermatólogo). Le dice el especialista: ?-Tiene una erupción?. ?-¡Ah! ?exclama el historiador muy orgulloso-. ¡Como Pompeya!?... Un señor de cierta edad advirtió que empezaba a tener problemas para expresar a su esposa en la recámara el gran amor que sentía por ella. Fue con un doctor que mediante un acertado tratamiento le devolvió el perdido vigor y el ímpetu de la libídine. Pocos días después llegaron al mismo tiempo el recibo de la luz y el del médico. ?-No tenemos para pagar las dos cuentas ?dice el señor a su esposa- ¿Cuál pagamos primero?. ?-La del doctor? ?responde ella sin vacilar-. El señor se preocupa. ?-Pero la CFE nos puede apagar la luz.? ?dice apurado- ?-No importa ?replica su mujer-. Lo que no quiero es que el doctor te vaya a apagar aquello?... El maestro de anatomía pregunta a la chica en su primer día de clases: ?-A ver, señorita: ¿cuántos ojos tiene usted??. ?-Dos, doctor? ?responde desconcertada la muchacha-. ?-¿Y el de atrás?? ?le dice el médico-. Ella se turba. ?-Ah, sí, doctor ?responde ruborizándose- Tres?. ?-¡Señorita, por Dios! ?exclama el médico con fingido escándalo-. ¡Yo me refería a su compañero, el joven que está sentado atrás!?... A la hora de ir a la camita le pide la niñita a su papá con su más tierna y dulce voz: ?-Papi, acuéstate a mi lado como te acuestas con mamá?. El señor, sonriendo con igual ternura, se acuesta al lado de su hijita.? -Ahora -sigue pidiendo la niña, dame besitos y hazme cariñitos como le haces a mamá?. El señor dulcemente obsequia los deseos de su hijita, y le da besitos, y le hace tiernas caricias. En ese momento la expresión de la niña se hace dura e imitando la voz de su mamá dice al señor: ?-Hoy no, querido. Me duele la cabeza?... -No llore usted, comadre ?decía el compadre a la viuda en el velorio-. Pasará el tiempo, y ya verá usted que encontrará a alguien que llene el vacío que dejó mi compadre?. ?-Ay, compadre ?dice ella con tono de reproche-. Ya va a empezar usted otra vez con sus insinuaciones?... FIN.