PREGUNTA: ¿Por qué los escoceses usan falditas? RESPUESTA: Porque las escocesas escapan al oír ruido de zippers... El médico le pregunta al marido de la señora: "Su esposa ¿es sexualmente activa?"- "No -responde el individuo-. Nada más se pone"... Don Cornulio abrió el clóset de su recámara y encontró ahí a un individuo. "¡Facilisa! -le grita con enojo a su mujer-. ¡Otra vez hay un hombre en mi closet! ¿No te he dicho que para esto uses el tuyo?"... La muchacha le pregunta a su abuelita: "Dime, abuela: cuando tú y el abuelo tuvieron su primer hijo ¿se levantaba él en las noches a darle el alimento al bebé?". "No -responde la anciana-. Yo siempre me encargaba de eso". "Ya veo -dice con tono seco la muchacha-. Todavía no se inventaba la liberación femenina". "No -precisa la abuelita-. Todavía no se inventaban los biberones"... Y ahora he aquí un "Elogio del tequila", que escribí en versos alejandrinos -de 14 sílabas- aconsonantados. El poema está dedicado al maestro Silvino Jaramillo, que sabe de letras y de música, de amistad y tequila... "Llegué, contento, amigos, de mi última jornada: / un viaje de Tepic hasta Guadalajara. / Lo comencé temprano, casi en la madrugada. / Iba por carretera en muy buena compaña / de amigos nayaritas, gentes hospitalarias, / -el sentimiento noble, la inteligencia clara-, / sabedores de cosas que al oírlas encantan / y quitan la fatiga cuando con ellos viajas. / Pero digo que estuve feliz esa mañana. / ¿Por qué? Voy a decirlo en muy pocas palabras. / Porque vi la campiña casi toda plantada / con esa maravilla por los sabios nombrada / agave (Agave Weber -en latín Tequilana). / Prodigio grande es esa maravillosa planta. / Entre todos los dones que nos brinda, magnánima, / esa arca de tesoros, la tierra mexicana, / es el agave uno de los de más prosapia, / pues del agave, amigos, como de fuente clara, / sale el señor tequila, bebida soberana / que a ninguna otra envidia, y en cambio a todas gana / en excelencia, hondura, sabor, linaje y casta. / Y hasta en clemencia, porque el tequila no causa / esas horribles crudas -o séanse resacas- / que otros malos espíritus ponen en cuerpo y alma, / mal entre los más crueles que la familia humana / sufre desde aquel día de evocación ingrata / en que Eva, nuestra madre, comió de la manzana. / Hay mucho agave, amigos. Ya casi se acababa, / y por eso el tequila se hizo bebida escasa. / Hoy, con tal opulencia de la azulina planta, / mi cuota tequilera (una copita diaria, / y más con los amigos en fechas señaladas) / está, gracias a Dios, ya bien asegurada. / El tequila, señores, más que licor es magia. / Alivia el sufrimiento corporal y del alma; / las tristezas aleja; las aflicciones calma; / disipa toda angustia y toda culpa lava; / los corazones rotos los compone y repara; / aclara las ideas -la voz también la aclara-; / hace al amante diestro; afina a aquel que canta; / si traes malos gusanos en el pecho o la panza, / mejor que cualquier fármaco el tequila los mata; / si andas débil de cuerpo tus ánimos levanta; / te da firmeza y brío de amor en las batallas; / te calienta en invierno; en verano te exalta; / y en todo tiempo ofrece consuelo y esperanza. / En fin, es el tequila una celeste dádiva. / La Santa Madre Iglesia debería declararla / segunda agua bendita -por no decir sagrada-, / y usarla en los bautizos como crisma de gracia, / y en las extramaunciones, para que el alma salga / contenta y sin dolores de este valle de lágrimas, / derechita a la gloria, y sin tocar baranda. / Loado sea el tequila; cantemos su alabanza, / y al Cielo demos gracias porque ahora no falta / el bendecido agave, el Weber tequilana. / ¡Tenemos de tequila cosecha asegurada! / ¡Demos gracias a Dios! ¡Salud, y hasta mañana!"... FIN.