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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Al final de esta columna encontrarán mis cuatro lectores el chascarrillo conocido con el extraño título de "P por C". Su lectura es apta para todo público... El señor de edad madura llegó a una farmacia y pidió unos condones de determinada marca. Le informa el dependiente: "Esos preservativos han sido retirados del mercado, señor. Se descubrió que el látex de que están hechos produce inflamación". Contesta desolado el senescente caballero: "Precisamente por eso los compraba"... La tele se descompuso, y la señora llamó a un técnico que reparaba televisores a domicilio. El técnico resultó ser un muchacho guapo y musculoso. "¿Cuánto me va a cobrar por arreglar la tele?" -pregunta la señora. Responde el apuesto joven: "Depende de lo que tenga el aparato, señora. Cobro por hora". Revisó el técnico el televisor y, tras localizar el desperfecto en un periquete lo dejó funcionando. La señora le invitó un cafe; una cosa condujo a otra y -también en un periquete- los dos acabaron en la alcoba. Terminado el trance que los llevó ahí le dice la señora al joven: "¡Eres fantástico! ¡Me gustaría mucho repetir esto contigo! Mi marido tiene esta noche la junta de su club. ¿Por qué no vienes y lo hacemos otra vez?". "¡Qué! -protesta el muchacho-. ¿En mi propio tiempo?"... Si en México la economía no se mezcla con la política -así de cara nos resulta- la política tampoco ha de mezclarse con la economía. Muchas cosas malas se pueden decir de Salinas de Gortari, pero una buena es que encarriló bien la economía mexicana, que tan descarrilada estaba. Esa atinada obra fue continuada por Zedillo, y luego por Vicente Fox, que tuvo el acierto de no cambiar los lineamientos establecidos por sus antecesores, y que mantuvo en sus cargos a los responsables de las finanzas públicas. Que el sucesor de Fox, sea quien sea, haga con la política lo que le dé la gana, pero que no toque la economía -la macroeconomía-, pues si tal hace nos veremos en apuros y se levantarán otra vez frente a nosotros los casi olvidados espectros de la inflación y las devaluaciones... Minucio, joven muy pobremente dotado por natura, terminó el trance de amor en la noche de sus bodas. Le pregunta a su linda mujercita: "Dime, Malvida: ¿fui yo el primero con quien haces esto?". "¿Cómo que ?fui?? -se asombra ella-. ¿Qué ya lo hiciste?"... El escultor termina de tallar en mármol la estatua de la Venus de Milo y dice a sus amigos al tiempo que les mostraba su obra: "Sé que los historiadores del arte inventarán muchas versiones para explicar esto, pero la verdad es que la dejo así porque los brazos de mis estatuas nunca me han salido bien"... Solicia Sinpitier, madura señorita soltera, iba por un oscuro callejón cuando le salió al paso un raterillo y le quitó la bolsa. Después de sacar el dinero que traía la señorita Sinpitier, el caco tiró la bolsa al suelo y se dispuso a escapar. Le dice Solicia con insinuante sonrisa de coqueta: "No eres un buen ratero, muchacho. A lo mejor traigo un billetito escondido en el brassiére"... Y ahora he aquí el cuento que se anunció al principio y que se llama "P por C"... Llega don Algón a la oficina y de inmediato le dice su secretaria: "Don Algón, llamó su esposa, que va a necesitar dinero; vinieron dos cobradores, que ya les urge el pago; hablaron del banco, que rebotó su cheque; el dueño del edificio dice que debemos tres meses de renta; ya no me queda nada en la caja chica para los gastos de la oficina...". "¡Ay, Rosibel! -exclama con impaciencia don Algón-. ¡Usted con las mismas cantaletas de siempre!". "¡No, jefe! -protesta la muchacha-. ¡Me las cambié hoy en la mañana!... FIN.

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