Un indocumentado mexicano que vivía en cierto pequeño pueblo del sur de Texas fue con el abogado del pueblito -el único que había en el lugar- y le dijo que quería preguntarle algo. El licenciado le pidió que se sentara y expusiera la cuestión. "Antes de hacerle la pregunta, abogao -responde el mexicano-, permítame contarle mis antecedentes. Mire usté: hace ya muchos años salí del rancho donde vivía en México; logré cruzar el río Bravo y conseguí trabajo con un gringo, que me dio chamba en su granja, de jornalero y peón. Le caí bien a mi patrón, abogao, y después de un tiempo me llevó a su casa en calidad de jardinero y mozo. Onde, abogao, a la gringa le caí mejor, y entramos... pos en una relación. Ella me protegía, y así pude juntar algunos dolaritos. Entonces me traje a mi mujer de México, a vivir acá conmigo, y los gringos le dieron chamba también ahí, en su casa. Onde, abogao, al gringo le cayó bien mi vieja, y entraron también ellos en otra relación. Resulta que hace unos meses murió el gringo. Y ayer murió la gringa. Y fíjese que no tienen familia, ni hicieron testamento". "Bueno -lo interrumpe el abogado con impaciencia después de oír la prolongada historia-. ¿Y cuál es la pregunta que iba a hacerme?". "Pa?llá voy -responde el mexicano-. Dígame usté, abogao: con todos esos antecedentes que le he dicho, el gringo y yo ¿qué venemos siendo?"... Yo, que soy abogado también -aunque ya se me está quitando-, podría responder la pregunta que hacía nuestro paisano, y decirle la verdad monda y lironda: los norteamericanos y los mexicanos no "venemos" siendo absolutamente nada. Y ya ni siquiera vecinos quieren ellos que seamos, a juzgar por la estúpida idea de ese muro que pretenden levantar, que a más de ser inhumano y vergonzoso será absolutamente inútil, pues mientras haya riqueza en los Estados Unidos y pobreza en México bastará un agujero por donde quepa un hombre para que muchos intenten pasar esa frontera, que para muchos representa la vida aunque para muchos represente la muerte. Otra vez la ominosa imagen de "the ugly american" se levanta sobre los ideales efímeros de un Camelot que soñaba Peace Corps, políticas del Buen Vecino y ayudas para los países en desarrollo. Los norteamericanos, en vez de propiciar una política migratoria realista y humanitaria que atienda sus necesidades laborales y reconozca las circunstancias impuestas por la vecindad con un país pobre, pretenden cerrar una frontera de 3 mil kilómetros, como si en este tiempo y este mundo fuera posible un aislamiento tal. No cabe duda: los Estados Unidos, llenos de pánico por las amenazas del terrorismo, no saben distinguir ya entre aliados y enemigos, y hasta de su vecino hacen otro país hostil. Ese muro exacerbará los sentimientos nacionalistas y será un factor que incidirá en el rumbo político de México. Pero de nada sirve que exhorte yo a la nación de Jefferson y Lincoln, de Michael Jackson y O. J. Simpson, a retomar el buen camino. Varias veces lo he hecho en los últimos años y mis palabras han sido desoídas. En su salud lo hallarán... En el pueblo de los indejos cien hombres iban empujando una casa. Un forastero les pregunta: "¿Por qué hacen eso?". Responde uno de los indejos: "Es que no arranca el refrigerador"... ¿En qué se parecen los trenecitos de Navidad al busto femenino? Los dos fueron hechos para los niños, pero los adultos los disfrutan más... Se casó Tim O?Ratto, que a pesar de ser irlandés era muy tímido. Cuando regresó de la luna de miel un amigo le preguntó cómo le había ido. "Estuve feliz -responde Tim-. Y ella también". Luego bajando la voz, añade: "Tan feliz la veía que te juro que hubo un momento en que pensé que podía convencerla de hacer el amor conmigo"... FIN.