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DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Aquel señor era tan viejo que cuando veía pasar una carroza le gritaba: "¡Taxi!"... ¿Por qué los casados son siempre más gordos que los solteros? La explicación es bien sencilla. El soltero llega a su casa; va al refrigerador; dice: "¡Carajo, siempre lo mismo!" y se va a la cama. El casado llega a su casa; va a la cama; dice: "¡Carajo, siempre lo mismo!" y se va al refrigerador"... El niñito llevaba el apellido de su madre. Una trabajadora social le pregunta a la mamá: "¿Por qué no le pides al padre del niño que reconozca a su hijo?". Contesta ella: "Primero tendría yo que reconocer quién fue el caón"... La esposa de don Chinguetas quería un abrigo de mink para la Navidad. Le dice don Chinguetas con burlesco tono: "No tengo dinero, pero de regalo te voy a dar un cheque válido para diez sesiones amorosas". Y así diciendo le escribe con sonrisa irónica un papel. Días después la señora se le presentó luciendo con orgullo el tal abrigo. "¿De dónde sacaste para comprarlo?" -inquiere estupefacto don Chinguetas. Responde muy ufana la señora: "Endosé el cheque"... Dulcilí accedió finalmente a las urentes solicitaciones de Afrodisio, que le pedía la dación de su más íntima presea, la nunca tangida pureza de su virginidad, tesoro que ella guardaba con extremado celo para ofrendarlo en los altares de Himeneo al hombre a quien daría el dulcísimo título de esposo. Sin embargo Dulcilí puso una condición para llevar a cabo aquel connubio. Le dijo a Afrodisio: "Lo haremos de pie sobre una hamaca, y te ataré las manos por atrás". "¿De pie sobre una hamaca, y me atarás las manos?" -repitió el salaz galán sin dar crédito a lo que sus oídos escuchaban. "Sí -confirma ella-. No quiero que vayas a pensar que soy una mujer fácil"... La esposa de un cierto señor se afanaba poniendo en el patio del edificio una red como la que usan los cirqueros. La dicha red quedaba exactamente al pie de la ventana del departamento donde vivía el matrimonio, en el noveno piso. Llega el marido y le pregunta con asombro: "¿Qué estás haciendo? ¿Para qué pones esa red?". Explica la mujer: "Recuerda que me dijiste que si algún día llegabas a saber que te engañaba me echarías por la ventana"... Himenia Camafría, madura señorita soltera, y don Autumnio, senescente caballero, fueron al día de campo de la iglesia. Se internaron los dos en un bosquecillo, y a poco se vieron perdidos en la espesura. "¡Qué lugar tan apartado! -dice la señorita Himenia-. Estoy segura de que si un hombre quisiera aquí abusar de una mujer podría hacerlo fácilmente, pues aunque ella gritara nadie la escucharía". Don Autumnio, preocupado, seguía buscando el camino por el que habían llegado. Y dice la señorita Himenia con tono de impaciencia: "Repito: estoy segura de que si un hombre..."... Preparo ya "El chiste más pelado del año" para sacarlo el último día de este mes. Y no se preocupen mis cuatro lectores: vanos serán los empeños de la Pía Sociedad de Sociedades Pías por impedir que vea la luz el mencionado cuento... Felipe González, subsecretario de Gobernación y ahora candidato del PAN a un escaño en el Senado, acostumbra llevar pistola al cinto. Tenga permiso para eso o no, el hecho de que un funcionario de tal nivel lleve consigo un arma es nada menos y nada más que una soberana idiotez. (Lo digo a riesgo de que el panista me eche bala). Aun viviendo en la Ciudad de México eso no tiene explicación plausible, y menos en un político. González propone un mal ejemplo, y da pésima idea de su personalidad. Por eso a la prima Celia Rima se le ocurrió un comentario en verso. Dice así su epigrama: "Si candidato es ahora / y trae pistola el señor, / cuando sea senador / portará ametralladora"... FIN.

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