Todavía no acaba de hornear el Partido Revolucionario Institucional su elección interna para gobernador del estado de Coahuila y ya es posible leer y escuchan en los medios de comunicación social, en los cafés y en los diversos mentideros políticos muchos de los nombres de quienes aspiran a la gubernatura del estado, a las diputaciones locales y a las alcaldías y ayuntamientos de la entidad.
Un elemental respeto a lo que jerárquicamente es el número uno había impedido que saliera a la luz pública la ristra de vocativos de quienes pierden el sueño por ser postulados como candidatos a las 38 presidencias municipales y a sus respectivos cabildos. Y un pudor igual ha evitado que se abran de capa quienes, por su parte, quisieran pasar tres años de su existencia en el cómodo y conventual retiro de las casonas del bulevar Francisco Coss; en este caso hay regidores en funciones, en cada municipio, que ya tienen lista su renuncia para lanzarse a la lucha electoral en cada uno de los 20 distritos electorales de Coahuila. Y viceversa.
En los intestinos del medio político se conoce, sin embargo, quienes serán, de entre tantos, los que cuentan con mayores posibilidades para los cuatro tipos de cargos electorales que van a estar en juego: gobernador, alcaldes, diputados, síndicos y regidores. Muchos son los puestos, pero son más los aspirantes y si el PRI quiere hacer un buen papel en los comicios del 25 de septiembre tendrá que aguzar los cinco sentidos en preparar y consumar una liza democrática interna que carezca de peros y quejas.
Quisiéramos analizar a cada uno de los candidatos y quizá lo hagamos en próximas columnas, mas por lo pronto servirán algunos “tips” sobrevivientes de aquellos tiempos del PRI autoritario para calcular las posibilidades reales de triunfo, la cual puede calcularse en sentido opuesto a los ataques que seguramente van a recibir por parte de adversarios políticos o guerrilleros emboscados
Entre más se critique lo hecho en la actividad actual de cada uno, entre más se les acuse de corruptos y se ponga en duda su capacidad política o administrativa puede ser que se incremente el porcentaje de los señalados para sacar adelante su candidatura.
Hoy se lee y escucha, a diario, que uno, dos o tres de los políticos que concursan por la gubernatura se han aprovechado de la responsabilidad que desempeñaban hasta hace poco para su beneficio. El origen de las no probadas acusaciones (siempre se dice “se dice”) no es difícil de localizar, cuestión de seguir el cable de quien extiende las versiones para conocer a qué oficina del Palacio Rosa se conecta a la toma de energía.
Igual sucede en todas las municipalidades en relación con los cambios edilicios. El hervidero va en creciente y apenas estamos en las vísperas de las convocatorias estatales, distritales y municipales. En estas fechas el PRI debiera tener una primera y larga lista de nombres de hombres y mujeres que podrían quedar sujetos a un microscópico análisis político, social y económico. Es interesante que se conozca, de cada cual, quién es su cónyuge, cuáles sus descendientes, quienes son parientes colaterales, sanguíneos o por afinidad, sus estudios y sus títulos; sus gustos, disgustos y hasta perversiones, si han cumplido sus obligaciones fiscales en los tres niveles de Gobierno, su actual estado financiero, exámenes médicos, opiniones sobre su conducta personal y política, solvencia moral y económica, simpatía o su antónimo. Y no por un morboso interés, sino simple y llanamente para tener un perfil de su carácter, trayectoria política y capacidad laboral. Valdría la pena pedir, en esta coyuntura, que también se les sujetara a una que otra prueba de cultura general, no vaya a ser que engendremos a otro figurón con las mismas fallas de conocimiento del presidente Fox.
La larga lista de aspirantes a la larga lista de cargos electorales tendría que ser expurgada para que finalmente queden sólo algunas opciones viables y la elección final quede a cargo de los miembros del PRI, sin caer en el estilo autoritario de antes del año 1999. Y es que pronto van a comenzar las presiones de los líderes de las organizaciones corporativas sobrevivientes en el PRI, de los políticos influyentes que no faltan en el PRI y de los intereses empresariales, que también buscan poner una pica, no en Flandes, sino en el partido Tricolor.
Por ello va a resultar muy difícil que el PRI pudiera quedar cien por ciento a salvo de los dedazos, así sean disfrazados; sin embargo su dirigencia estatal y las municipales deberían hacer su mejor esfuerzo para lograr que sea precisamente la voluntad de la militancia priista la que decida quiénes serán sus candidatos a las múltiples opciones que están a la vista. El PRI nacional ha proclamado la eficacia de los métodos democráticos, el gobernador de Coahuila la exige en todos los foros, ¿por qué no avanzar en ese sentido?…