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Debates

Martha Chapa

En los partidos políticos, e incluso más allá de ellos, se impone la fórmula del debate, no sólo como una moda, sino como un modelo necesario y benigno para el ejercicio democrático.

Empecemos por el PAN, que ya efectuó el primer encuentro entre sus precandidatos a la Presidencia de México. Ahí resultó derrotado Santiago Creel, según las preferencias que días después se registraron en la primera etapa de su proceso electoral interno. Ahora van hacia la segunda ronda de votaciones, que se realizará hoy y todo parece indicar que Felipe Calderón ganará de nueva cuenta, e incluso podría darse la sorpresa de que en segundo sitio se ubicara Alberto Cárdenas, el llamado el “Caballo Negro”. Con ello se iría al último lugar el ex secretario de Gobernación, quien inició como favorito la primera etapa del maratón político.

En el caso del PRI se han anunciado ya algunos encuentros que habrá entre Roberto Madrazo y Arturo Montiel para discutir las propuestas y programas que enarbolarían de resultar favorecidos con la candidatura de su partido a la Presidencia de la República en las elecciones del 2006.

Por lo que toca al PRD, aun cuando no hubo debates entre Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador para discutir sus respectivos proyectos de nación, lo que ocasionó el virtual retiro de la candidatura de Cárdenas, lo cierto es que en todo caso el tabasqueño desde ahora está debatiendo mediáticamente con unos y otros.

En el ámbito del Distrito Federal, apenas hace unos días el PRD dio un buen ejemplo al organizar un debate de tres de sus precandidatos, los integrantes del grupo Tucoi (Todos Unidos con la Izquierda). El encuentro resultó muy provechoso e interesante, y desde nuestro punto de vista destacaron el senador con licencia Jesús Ortega y el diputado Pablo Gómez, aunque el primero se mostrara además sereno y conciliador, virtudes indispensables para gobernar bien.

En cuanto al tricolor, de hecho la precandidatura única de Beatriz Paredes ha obviado una primera instancia de discusión pública hacia el interior de su propio partido, pero es evidente que la gran capacidad de la tlaxcalteca para debatir emergerá en el momento preciso.

Y así también el blanquiazul, que aun cuando se encuentra en un estado de indefinición y parálisis política en tanto lanza a un candidato sin mayor trámite o define reglas para la competencia, de seguro se verá obligado a repetir el esquema adoptado en la versión de la candidatura presidencial. Las otras organizaciones políticas, sobre todo las de reciente registro, aún no han definido las reglas de sus propios procesos de elección.

Asimismo, hace falta que corran un poco más los tiempos y se abran espacios para nuevos y seguramente intensos debates. Por ejemplo, del llamado grupo Tucoi surgirá este jueves un vencedor que se deberá enfrentar a Marcelo Ebrard, el otro precandidato, apoyado abiertamente por López Obrador. La decisión final se tomará el próximo cuatro de diciembre en votación universal, libre, directa y secreta de todos los ciudadanos del Distrito Federal. Y después vendrán los debates con los candidatos que surjan de otros partidos.

Todo esto sin contar las pasarelas de diversas organizaciones del sector privado y social, hacia dentro y fuera de su ámbito, e igualmente otras convocatorias que impusiera la sociedad civil en sí misma.

Vendrán entonces muchas confrontaciones que culminarán cuando emitamos nuestro voto, el próximo julio, más allá de promesas, palabras y lucimientos, para definir a quiénes les confiamos los destinos de la patria y de esta monumental ciudad.

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