Recientemente se dio a conocer el incremento salarial logrado por el SNTE a nivel central para los trabajadores de la educación, el cual consistió en un 4.3 por ciento directo al salario (concepto 07) de los docentes y en un 3.3 por ciento para el personal de apoyo y los pertenecientes al Subsistema Homologado. A esos porcentajes se agregaron otros correspondientes a prestaciones y retabulación, para llegar a un siete por ciento global. La retroactividad con la que se pagarán esos incrementos es diferenciada: para los docentes de educación básica el primero de mayo; para los homologados el primero de febrero y para el personal de apoyo el primero de enero.
Al recibir esa información oficialmente en el Comité Ejecutivo de la Sección 35 algunos integrantes planteamos la necesidad de revisar con mayor detenimiento lo relativo a la negociación salarial de este año y abrir un pertinente debate sobre este y muchos otros asuntos que tienen que ver con la orientación, objetivos y el quehacer de la organización sindical, así como acerca de la problemática educativa de los estados de Coahuila y Durango. Cuestionamos el hecho de que no se haya socializado con la base trabajadora el pliego petitorio; el que no se hubiera discutido en el Comité Seccional la estrategia a seguir en la negociación; el incumplimiento del Comité Nacional en el sentido de instalar una sola mesa de negociación para los distintos niveles y subsistemas, evitando hacerlo por separado y en tiempos diversos, también el que la retroactividad no fuera para todos desde el primero de enero como corresponde, pues el presupuesto se autoriza para ejercerse desde esa fecha y a pesar del ofrecimiento de la presidencia del SNTE y desde luego, dejamos constancia del desacuerdo con los montos del incremento salarial, pues quienes han hecho ejercicios numéricos dicen que en promedio nos aumentaron seis pesos diarios, lo que no ayuda en gran cosa a la mayoría de los trabajadores de educación básica para elevar su nivel de vida o lograr la necesaria superación profesional.
Además pedimos respetuosamente, que en el caso de la negociación con el Gobierno del Estado de Durango, se retomaran los aspectos no cumplidos pero ya autorizados en minutas firmadas en años anteriores, como son los préstamos por anticipo de quincena, la integración de una comisión para dar forma a un Fondo de Ahorro y la rezonificación o pase al tabulador tres.
Lo anterior provocó la inmediata respuesta de algunos compañeros del comité Seccional, que creyeron ver en los señalamientos referidos una supuesta agresión al secretario general y plantearon que no se le culpara y no se le pidiera la dirigente actual que retome aquello que no defendieron los anteriores, o sea, algo así como “borrón y cuenta nueva”. Afortunadamente el propio secretario general contestó a los cuestionamientos y ni se dio por agredido ni rehuyó la discusión de los temas, asumiendo que se exigirá al Gobierno del Estado de Durango el cumplimiento de los asuntos pendientes, pues más allá de quien esté al frente de la Sección 35 el compromiso es con la institución y con los trabajadores que son representados por ella. De igual manera el gobernador actual C.P. Ismael Hernández Deras, deberá responder por los compromisos institucionales signados por autoridades anteriores.
Me parece que lo ocurrido en la última reunión de Comité Ejecutivo Seccional, fue buen inicio de lo que consideramos como un necesario debate sobre asuntos que se deben ventilar, abrir, analizar, discutir entre compañeros de un mismo Comité, aunque seamos de distintas expresiones, pero con madurez, con argumentos políticos. Así lo entendimos la mayoría de los presentes, aunque no faltó algún compañero que vio en la diferencia una especie de pecado capital, pues al dirigirse a quienes disentimos no lo hizo refiriéndose a miembros de Fracciones Democráticas o simplemente a compañeros, sino reiteradamente a “los que piensan diferente” y buscando confrontarnos con el resto de la expresión institucional.
Por fortuna son los menos quienes llegan a esos extremos de intento de descalificación por “pensar diferente”. Quizá no se ha entendido que la diferencia, siguiendo a Marcos Roitman, “proviene de la capacidad misma del ser humano para interrogarse y pensar desde su propia razón reflexiva”. En realidad la expresión “los que piensan diferente”, para dirigirse a nosotros no la tomamos como descalificación, más bien nos supo a cumplido, porque estoy convencido que la mayoría de quienes pertenecen a la expresión institucional tampoco comparten lo que alguien ha llamado la “uniformidad despersonalizada” y les queda claro que aún en un mismo equipo hay diferencias de pensamiento, distintas visiones e incluso diversas formas de actuar.
En fin, lo que debe importar es que se abran los espacios de discusión, que no haya temas vedados, pues el SNTE como instrumento de los trabajadores de la educación es una instancia pública, donde debe hacerse realidad el verdadero pluralismo, la libertad de afiliación política y de orientación ideológica, el libre debate de las ideas y propuestas.
Sólo así se fortalecerá verdaderamente la organización sindical, pues un sindicato cerrado, patrimonialista, de pensamiento único hará evidente su debilidad en momentos sumamente difíciles de acechanzas de los reales enemigos, de intentos de pulverización o atomización.
Desde nuestras discrepancias, por mínimas que sean, entre las que se cuentan la defensa de la estructura nacional del SNTE, y la defensa de la seguridad social para los trabajadores al servicio del estado. Por ello insistimos que el debate es fundamental en una organización como SNTE. Abrámosle bien el paso a la Sección 35 y superemos los resabios de la vieja cultura sindical.