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LA PAZ, BOLIVIA.- La decisión del Gobierno de suspender el diálogo nacional por falta de respaldo a su convocatoria dejó al presidente Carlos Mesa debilitado para enfrentar una nueva ofensiva de los sindicatos, que amenazan con nuevas protestas y una huelga general partir de mañana por la “nacionalización de los hidrocarburos”.
El mandatario se vio obligado el viernes a suspender el Encuentro por la Unidad Nacional que debía comenzar mañana después que los poderes Legislativo y Judicial declinaran asistir a la cita donde se revisaría la Ley petrolera y otros asuntos que, a juicio de Mesa, están provocando una división entre los bolivianos.
“En estas circunstancias no queda otra opción que suspender la realización del encuentro”, indicó el mandatario en un comunicado divulgado el viernes en la tarde. Sin embargo, advirtió que ante el fracaso del encuentro, “los riesgos para la convivencia democrática y la unidad del país se mantienen”.
Mesa se reunió el viernes por la noche con los jefes militares y policías para recibir un informe sobre la seguridad interna y poco después caminó por las calles del centro de la ciudad para tomar el pulso de los ciudadanos. En su recorrido recibió apoyo pero también rechiflas, según mostraron imágenes de la televisión local.
El mandatario tiene al frente un complicado panorama: se negó a promulgar la Ley de Hidrocarburos que eleva al 32 por ciento los impuestos a las petroleras y las obliga a modificar sus contratos.
En busca de apoyo social convocó a un diálogo nacional que fracasó por falta de respaldo y debe hacer frente a marchas de protestas y cortes de rutas que sindicatos radicales y grupos con alto poder de movilización han anunciado.