Tras conocerse la declinación de Arturo Montiel en su aspiración para convertirse en el candidato del Partido Revolucionario Institucional, en la lucha por la Presidencia de la República, queda claro que hay diversas formas de retirarse.
El precandidato salió por la puerta de atrás luego de que se dio a conocer a la opinión pública el inmoral enriquecimiento de él, de su cónyuge e hijos con dinero procedente del erario público. Esto, sin constituir una acusación o un juicio de valor, resulta lógico al comparar el salario de un gobernador con el meticuloso ahorro hecho en un sexenio que equivale a millones de pesos.
Mientras la gente común, los ciudadanos de carne y hueso fustigan al político mexiquense con el látigo del desprecio, el descrédito y la vergüenza, los voceros de su partido lo encomian como un estadista generoso, honesto y con altitud de miras. Cosas de la declinación.
En el ámbito deportivo tenemos a unos Pumas de la Universidad que andan arrastrando la zalea y han sido frecuentemente humillados por el rival al grado de que, en su reciente visita a Chiapas, regresaron más damnificados que las propias víctimas de Stan, si se me permite la futbolera comparación.
Creo que ha llegado el momento de que Hugo Sánchez decline con honor su derecho a dirigir a los del Pedregal.
Un paso de lado del estratega felino ayudaría a reestructurar al equipo y muy bien hablaría de este mexicano ejemplar y triunfador puesto que resulta evidente que las cosas entre jugadores y cuerpo técnico rayan en el divorcio. Roger Clemens, el superestrella del montículo y abridor por los Astros de Houston de la Serie Mundial, fue obligado por una lesión a abandonar el diamante.
Es una pena que al ?Cohete?, hombre que lo ha ganado todo en el llamado Rey de los Deportes, Cronos le cobre la factura y le recuerde que ya son 43 años los que lleva en la espalda.
Plausible su entereza, su blindaje mental y su longevidad pero la Alta Competencia suele ser cruel y golpea sin misericordia a quien se atreve a retarla.
Finalmente no me explico el porqué Gilberto Alcalá no declinó el seguir dirigiendo el encuentro América-Veracruz cuando al minuto 75 evidentemente se lesionó una pierna.
Esta situación no sólo es irregular sino poco ética puesto que el juez no se encuentra en plenitud en los momentos álgidos del partido.
O quizá mi buen Gilberto piensa que el árbitro suplente está de adorno.
Como se vio, hay formas de declinar.
Hablando de declinaciones, la sumisión con que la Comisión de Árbitros aceptó que los silbantes que dirijan cada semana sean sorteados, ha traído consigo más problemas que soluciones. Por ejemplo, Roberto García Orozco es un joven talentoso y con gran futuro pero no está todavía para dirigir un juego tan complicado como Monterrey ante Necaxa. El juez jamás entendió la dificultad del partido, no manejó bien las tarjetas, permitió rudezas de más y acabó desdibujado en el tecnológico.
Ojalá que de lo malo, aprenda.
