EFE
BEIRUT, LÍBANO.- Los servicios secretos sirios abandonaron ayer los cuarteles que durante años ocuparon en Beirut, pero pocos libaneses creen que se hayan retirado de forma definitiva de la capital.
Decenas de ciudadanos se acercaron ayer por la tarde, ya casi sin miedo, al otrora temido Beau Rivage, cuartel general de los servicios secretos sirios en Beirut, donde festejaron su salida con banderas nacionales e himnos patrióticos.
?Hoy es un día de felicidad para todos, pero yo no creo que nos hayamos librado de ellos tan fácilmente?, dijo uno de los hombres que se acercó hasta el lugar con un grupo de personas que enarbolaban retratos del ex primer ministro libanés Rafik al Hariri, asesinado hace un mes.
Horas después, la televisión libanesa LBC mostró imágenes del interior del referido hotel, y de las otras dos sucursales abandonadas por los servicios secretos sirios.
Pero las estancias no aparecían vacías: en su retirada, los agentes habían dejado un reguero de archivos quemados, de papeles reducidos a cenizas y de mobiliario destruido.
Algunas de las estancias habían sido convertidas en celdas de confinamiento, y en ellas todavía se podían observar objetos utilizados para las presuntas torturas.
Además de abandonar Beau Rivage, los libaneses descubrieron con regocijo cómo era retirado uno de los grandes retratos del fallecido presidente sirio Hafez al Asad, instalado desde hace años en el barrio de Rauche, en el paseo marítimo de la ciudad.
La salida de los servicios secretos sirios de Beirut coincidió ayer con la partida del grupo de expertos de la Organización de las Naciones Unidas ONU, que participaban en la investigación del atentado contra Hariri, asesinado el pasado 14 de febrero cuando transitaba fuertemente escoltado por el centro de la capital.
Junto al ex primer ministro, otras quince personas murieron en el atentado, que ningún grupo aún se ha atribuido. La oposición libanesa a la injerencia siria acusa al régimen de Damasco de instigar el magnicidio.
En el centro de Beirut, donde la población se reúne cada noche desde el fatídico 14 de febrero, se conmemoró ayer el asesinato del líder druso Kamal Yumblat, atribuido asimismo a los sirios.
?Del 16 de marzo de 1977 al 14 de febrero de 2002?, escribieron con velas miles de personas, que exigían que se revele la verdad sobre estos dos crímenes.
Los libaneses prosiguen con sus movilizaciones diarias en el centro de Beirut, a favor o en contra de Siria, pese a las órdenes del primer ministro designado, Omar Karame.
?Insto a todos a poner fin a las manifestaciones en las calles y a entablar un diálogo?, dijo Karame en un comunicado, en el que también anunció la cancelación de la marcha convocada para mañana en Trípoli.
?Mi voluntad es mantener la calma y garantizar la atmósfera necesaria para el éxito de los intentos para formar un nuevo Gobierno de unidad nacional?, agregó.