FRANCISCO I. MADERO, COAH.- El precio que las empresas pagan a los productores por la leche es muy bajo a comparación con el precio al que se vende al consumidor, por tal motivo, además de la mala administración de los dueños de los corrales, muchos productores han dejado de serlo.
José Guadalupe Sánchez lleva más de 25 años criando ganado lechero, cuyo producto actualmente lo vende a Lacteos Mayrán, una empresa que se dedica a la elaboración de quesos en San Pedro de las Colonias. Como a muchos productores, le compran el litro de leche fría a tres pesos con 65 centavos, que es bajo a comparación con la leche de caja que se compra en cualquier supermercado y que llega a costar hasta 12 pesos el litro. Don José paga además cerca de cinco o seis mil pesos cada que llega el recibo de la Comisión Federal de Electricidad.
?En mi familia siempre nos hemos dedicado a esto, por eso nos aguantamos las malas temporadas aparte de que ya no puede uno vender leche bronca (sin pasteurizar) porque se echa uno encima a las pasteurizadoras y a Salubridad?, dice el señor Sánchez, quien afirma que él y su familia toman la leche hervida, ?de todos modos es lo que hacen las pasteurizadoras para matar los bichitos?.
Otra de las cosas que ha elevado su costo es que el agua de las norias con las que se sembraba el forraje que comen los animales la tienen las pequeñas propiedades, por lo que los productores tienen que mandar pedir el forraje de otra parte aunque su precio sea más elevado.
En el caso de la pequeña propiedad Santa Mónica, cuenta con 50 norias que sirven para mantener su propio ganado, pues es donde se produce la leche Bell. ?No se puede sembrar el forraje por lo alto de la tarifa número nueve de los pozos de bombeo, los ejidatarios mejor las rentan a las grandes empresas que sí pueden pagar?, afirma don José, quien cuenta con 60 vacas lecheras por las que se levanta temprano para ordeñarlas a las seis de la mañana y a las seis de la tarde.
?La situación es difícil y esto es un trabajo de las 24 horas del día, faltan apoyos pero además para esto hay que saberse administrar porque hay gente que por tener ganado ya quiere traer carros del año y la situación no está para eso, muchos fracasan?, señala el productor, quien es uno de los pocos productores que ha logrado sobrevivir a la decadencia del campo al igual que el señor Ramiro Espinosa, dueño de un corral de 600 cabras.
Deterioro
Cerca del corral de José Guadalupe Sánchez, se encuentran extremadamente deterioradas lo que fueron unas marraneras, propiedad de la señora Pilar Guerrero. Por la carretera se pueden ver las láminas del corral y de los contenedores del alimento ya enmohecidos ante el paso del tiempo, el techo partido por la mitad, la hierba crecida y la basura que hay en el lugar es lo único que quedó de la época donde los corrales representaban una verdadera fuente de empleo y reflejaban el apogeo de los productores.
