MBABANE, Suazilandia (AP) .- Miles de jóvenes suazis se quitaron los pañuelos de borlas que simbolizaban su castidad con el que abandonaron un antiguo ritual reavivado para evitar la expansión del sida.
El rey Mswati III, el último monarca absoluto de Africa, reinstaló por cinco años en el 2001 el rito "umchwasho", con el que prohibía las relaciones sexuales para las mujeres de menos de 18 años. En ese periodo, el mismo rey fue acusado de violar el rito.
Frente a las fuertes críticas, Mswati resolvió levantar la prohibición un año antes.
Las niñas llegaron a la casa de la reina madre en Ludzidzini cantando: "Saphose safa ngumchwasho", que significa "Estamos enfermas y cansadas del umchwasho".
Dejaron sus borlas de lana en un cacharro, que según la radio estatal será quemado en una celebración pública del martes para marcar la terminación oficial del derecho de castidad. Luego se bañaron en un río, en un ritual que busca purgar los malos augurios relacionados con ponerse las borlas, informó la emisora radial.
Mswati y su madre, Ntombi Thwala, planean participar en las festividades del martes, en las que se bailará y se matarán vacas en honor a las niñas. Algunas de ellas mantuvieron su voto de castidad durante cuatro años.
El abandono del rito tiene lugar días antes de una ceremonia anual de danzas en la que Mswati tradicionalmente escoge a una nueva prometida entre miles de jóvenes que bailan frente a él.
Más de 20 mil mujeres que se han anotado para participar en la ceremonia de baile, y se espera que lleguen más desde el reino Zulú, en la vecina Sudáfrica.
A los 36 años, Mswati tiene ya 12 mujeres, una futura novia y 27 hijos. Su padre, el rey Sobhuza II, que llevó al país a independizarse de Gran Bretaña en 1968, tenía más de 70 esposas cuando murió.
El sida ha afectado a Suazilandia más que a casi cualquier otro país del mundo: 480 mil de sus poco más de un millón de habitantes están infectados con el VIH.
Durante la prohibición de cinco años, las jóvenes suazi debían llevar la pañoleta de borlas como una insignia simbólica de su virginidad. Si un hombre le proponía mantener relaciones sexuales a una joven umchwasho, ella debía arrojar sus borlas en la casa del hombre, obligando a su familia a pagar una vaca.