La institución se justifica diciendo que están bien jóvenes médicos, pero en sitios alejados.
El Siglo de Durango
Debido a que médicos pasantes que prestan su servicio social en el IMSS se quejan de explotación laboral, las autoridades institucionales aseguran que los jóvenes se encuentran en buenas condiciones de trabajo, aunque sí muchos de ellos en comunidades muy alejadas.
Este medio de información tuvo conocimiento del descontento que prevalece en varios egresados de la Facultad de Medicina de la Universidad Juárez del Estado de Durango que prestan sus servicios al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ya que son sometidos a largas jornadas laborales; la beca de la que gozan es de 550 pesos a la quincena sin derecho al pago de viáticos y, además, algunos de ellos viven en zonas que consideran peligrosas.
Al respecto, Jorge Raúl Sánchez Favela, coordinador de Educación en Salud de la Delegación del IMSS, confirma que son los propios médicos quienes escogen el lugar en donde prestarán su servicio social y tienen la posibilidad de determinar su plaza conforme al promedio que obtengan.
De allí que, por lo general, los de más bajas calificaciones sean los que se van a poblados apartados a atender a la gente dentro del programa de IMSS Oportunidades.
Los egresados de la Facultad de Medicina firman un convenio-beca con el que se comprometen a prestar su asistencia. Están obligados a abrir el consultorio durante ocho horas y el resto del tiempo deben estar disponibles para las emergencias de la localidad como un parto, o bien, heridos.
En el caso de los que se trasladan a comunidades retiradas, cubren lo que se llama jornada acumulada, esto es, permanecen tres semanas en el lugar y gozan de una de descanso.
“Manejamos dos promociones: la de febrero, que inicia en ese mes y termina el 31 de enero en cada año; la otra comienza el primero de agosto y concluye el 31 de julio de cada año”, explica.
“Parece ser que ellos se quejan de que la beca es muy baja pero está normada para todos los pasantes del área de la salud”, esclarece.
Las localidades a las que son enviados los muchachos son escogidas tomando en cuenta diversos factores: la posibilidad de transporte y la seguridad.
“Son dos parámetros que tenemos como reguladores para decir cuáles son sedes para pasantes y cuáles no. Son alrededor de 130 sedes para hacer servicio social en Unidades de Medicina Rural que tienen consultorio, un área para la atención de parto y un área donde vive el pasante”, certifica.
Así que el joven médico no se preocupa por pagar renta, energía eléctrica, ni agua potable, según asevera el entrevistado. “Todas las unidades tienen comunicación a través de radio y otras tienen teléfono. Además hay un Comité de Salud que está formado por gente de la propia comunidad que es los que le garantiza al pasante la seguridad pública en las comunidades”, remarca para luego decir que la población depende de ellos para atender sus padecimientos.
Sobre aviso no hay engaño
Jesús Hernández Tinoco, secretario académico de la Facultad de Medicina de la UJED, atestigua que en cuanto los jóvenes ingresan al plantel les hacen saber que deberán prestar su servicio social en una comunidad, ya que es una forma de retribuirle al Estado lo invertido en su formación profesional.
“Lo que nos interesa es que de la escuela salgan médicos que puedan ser capaces de ir a centros de salud modernos pero también con esa misma responsabilidad que se puedan desarrollar en una comunidad”, ilustra.
Señala que, por ética, los pasantes no deben abandonar el centro médico en el que prestan la atención. “Hay algunos detalles que hemos podido solventar con el IMSS. Por ejemplo, a veces hay situaciones en alguna clínica que por ejemplo alguna ventana está rota, les falta el gas. Lo único que hace el alumno es comunicárnoslo”, abunda.