Barcelona (España), (EFE).- La depresión severa aumenta en 2.6 veces el riesgo de muerte en los pacientes con cáncer, según un estudio realizado por investigadores del Hospital Clínico de Barcelona, que destaca la importancia de la detección precoz de los trastornos psicopatológicos en los enfermos oncológicos.
La investigación, que se llevó a cabo durante un período de tres años sobre 199 enfermos de leucemia que habían recibido un trasplante de médula ósea y habían sobrevivido al período crítico de los 90 días posteriores, reafirma la hipótesis que se ha barajado en los últimos años sobre la relación entre la presencia de depresión y una menor supervivencia de los pacientes con cáncer.
El doctor Jesús María Prieto, responsable del trabajo, explicó en rueda de prensa que del total de 199 enfermos estudiados, el 9 por ciento (18) padecía depresión severa, el 8.5 por ciento (17) tenía síntomas de depresión menor, mientras que el restante 82.5 por ciento (164) no evidenciaba ningún estado depresivo.
Los porcentajes de supervivencia de los enfermos con depresión aguda después del trasplante de médula fueron del 50 por ciento, el 33 por ciento y el 33.3 por ciento al cabo de uno, tres y cinco años, respectivamente.
En cambio, los mismos índices en pacientes sin depresión fueron significativamente más elevados, con un 77.4 por ciento, un 60.4 por ciento y un 53 por ciento, respectivamente.
"En los años posteriores, los pacientes con depresión tienen un riesgo de morir 2.6 veces superior que los pacientes sin depresión", afirmó Prieto, quien destacó que es importante la duración del estado depresivo, ya que cuanto más crónica es la depresión, peor incidencia tiene en la salud del enfermo de cáncer.
Según los autores del estudio, los datos demuestran la importancia de la detección precoz y del tratamiento de la depresión mayor en estos enfermos, puesto que se han obtenido resultados parecidos en otros tipos de cáncer, como el de mama o de pulmón.
A pesar de que no se puede explicar con exactitud la asociación entre depresión y mortalidad, los investigadores recalcan que se tendría que impulsar la creación de un protocolo de tratamiento psiquiátrico y oncológico integrado, dirigido no sólo a las personas con cuadro depresivo, sino a los enfermos a los que la noticia les ha entristecido sobremanera.