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Derrota colectiva/Archico adjunto

Luis F. Salazar Woolfolk

Los resultados de la Cuarta Cumbre de las Américas celebrada en Argentina el pasado fin de semana, implican una derrota colectiva de los pueblos de Hispanoamérica, que obliga a reflexionar sobre el particular.

La reunión deriva en un desencuentro dada la oposición de cinco de los treinta y cuatro países participantes que como tales, se niegan a manifestar siquiera la mera intención de dialogar en torno a la fundación de un área de libre comercio (ALCA) en la región, porque según argumentan: “no están dadas las condiciones…”.

Sin perjuicio de las razones de fondo que aconsejen cautela en la negociación y firma del o de los tratados internacionales que se requieran para el propósito de crear el área de libre comercio mencionada, la postura de los cinco países disidentes, Argentina, Brasil, Uruguay Paraguay y Venezuela se advierte radical y provocadora, en la medida en que de entrada rechaza el diálogo y privilegia la generación de un conflicto maniqueo en el que el malo de la historia es Estados Unidos y su presidente George W. Bush.

La postura de Venezuela se explica en términos de la existencia de un gorilato de izquierda en ese país, cuyo presidente Hugo Chávez ha hecho de la confrontación con Estados Unidos el cimiento y legitimación de su autoritario Gobierno, de la misma forma en la que Fidel Castro pretende justificar la casi quincuagenaria dictadura que ejerce sobre el pueblo cubano.

El resto de los países disidentes y de manera especial Argentina como país anfitrión, asumen dicha postura radical como elemento de negociación frente al sistema económico supranacional para resolver sus propias crisis financieras, que si bien con cierta razón atribuyen a las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, también tienen su origen y de manera igualmente importante, en los altos niveles de corrupción en que se debaten los gobiernos de los países en desarrollo.

El desempeño del Gobierno del país anfitrión, no pudo haber sido peor. Mientras la celebración de la Cumbre pasó casi inadvertida en los medios de comunicación argentinos, en un primer plano se situó una entrevista hecha por el ex futbolista metido a líder social Diego Armando Maradona a Hugo Chávez. El venezolano dispuso de dos horas y media en la televisión oficial para lanzar una ofensiva arenga en contra del ALCA y de Estados Unidos ya erigidos en el villano favorito y para promover lo que Chávez denomina Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), cuya propuesta no ha dado a conocer en qué consiste o se diferencie del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

El presidente mexicano Vicente Fox, asumió la voz del grupo mayoritario de veintinueve países deseosos de obtener un consenso sobre el impulso al proyecto de ALCA, basado en las experiencias recientes propias y ajenas que han hecho de la apertura comercial un medio para el desarrollo de la economía de los países y un instrumento para combatir la pobreza.

Es cierto que la apertura comercial no es la panacea y que debe ser conducida con prudencia y responsabilidad en un mundo de economías asimétricas y grandes diferencias entre países ricos y pobres, sin embargo, la integración económica regional constituye una respuesta a la realidad mundial que supera los esquemas de economía cerrada del pasado, que sustentaron regímenes totalitarios que por su propia ineficiencia colapsaron hace mas de quince años.

En la actualidad los países ex comunistas de Europa Oriental, y la China aún comunista, se encuentran muy por delante de los países de América Latina en los procesos de integración a la economía mundial y al comercio global, lo que desde luego constituye una desventaja para el desarrollo de nuestros países en la región.

La intervención del presidente mexicano ha generado un conflicto diplomático con el Gobierno argentino que carece de objeto y sentido, pero que el presidente Néstor Kirchner se ha encargado de magnificar a nivel doméstico y más allá de las fronteras argentinas para fortalecer su causa.

En el conflicto no han faltado críticas al presidente Fox al interior de nuestro país entre las que desde luego destacan la del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) cuyo vocero lo acusa de ser “lacayo de Bush” y la de Andrés Manuel López Obrador que calificó la postura del presidente como “ramplona”.

Las críticas a Fox en esta ocasión no resisten el menor análisis. La estrategia de la izquierda en América Latina, es la misma que en México han seguido el PRI y el PRD para oponerse a todo consenso o reforma para que los procesos sociales, económicos y políticos fracasen y con ello abrir sus propias expectativas a la toma o conservación del poder según cada caso. La existencia de la pobreza y de la ignorancia y la falta de libertades, son el caldo de cultivo de todo proyecto de Gobierno en el que los intereses de la clase en el poder prevalecen sobre los de la sociedad, a la manera en que aún sucede en Cuba.

Correo electrónico:

lfsalazarw@prodigy.net.mx

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