SAO PAULO, BRASIL.- El futbolista argentino Leandro Desábato viajó ayer a Buenos Aires después de pasar un auténtico infierno de 40 horas bajo arresto en Sao Paulo por llamar negro a un jugador apodado en Brasil ?Grafite?, es decir, la mina de lápiz que se elabora con carbono.
La expresión, acompañada de otros términos ofensivos, determinó al delantero ?Grafite?, cuyo nombre de pila es Edinaldo Batista Libanio, a denunciar por racismo al defensa del Quilmes argentino al término del partido de la Copa Libertadores que el Sao Paulo ganó por 3-1 al conjunto bonaerense el miércoles pasado en el estadio Morumbí.
Desábato, de 26 años, pasó la primera noche en una comisaría del sur de la ciudad y durante el jueves fue trasladado, por seguridad, a otra, en el norte, donde quedó confinado hasta ayer, cuando los abogados contratados por el Quilmes obtuvieron su libertad tras el pago de una fianza de 10,000 reales (unos 3,878 dólares).
El argentino compareció en la tarde ante un juzgado de la ciudad para obtener la autorización judicial que le permitió regresar a Argentina a cambio del compromiso de volver a Brasil cada vez que sea citado para responder al proceso por el delito de ?injuria calificada con agravante de prejuicio racial?.
El comisario Dejar Gomes Neto, que obtuvo la declaración del jugador, la madrugada del jueves, dijo que él admitió haber llamado al brasileño ?negrito?. Añadió que durante la discusión le dijo que ?se metiera una banana en...?.
Antes de regresar a su país, el defensa fue sometido a exámenes en el Instituto Médico Legal.
En el avión que lleva al jugador embarcaron otros catorce jugadores del conjunto cervecero.
La otra parte de la delegación que llegó a Brasil para afrontar el partido de la cuarta jornada del Grupo Tres llegarán más tarde a la capital argentina.
Los directivos del Quilmes, que ayer dijeron estar estudiando medidas legales para obtener una indemnización por los hechos, llegarán hoy junto con el material deportivo, lo que hace improbable que el equipo se enfrente el próximo domingo al River Plate en cumplimiento de la novena jornada del Torneo Clausura.
La irritación de los directivos argentinos aumentó cuando fueron impedidos por las autoridades a visitar al jugador, a quien llevaban frutas y ropa.
?Él está como cualquier hombre decente en un calabozo. No está bien. Entendemos que es un incidente internacional. En Argentina, la sensación es que está cometiéndose una gran injusticia con el jugador?, dijo el vicepresidente del club, Julio García.
También hubo críticas al club Sao Paulo, anfitrión del Quilmes. ?Es triste la posición del Sao Paulo. Es pequeña. Los procuramos (a los dirigentes), pero no aparecieron. Tuvimos un gasto muy grande en estos días. No nos sentimos seguros aquí?, puntualizó García.
El caso Desábato también mereció críticas del ex futbolista brasileño Eduardo Gonzalves de Andrade ?Tostao?, el mejor futbolista del Mundial que Brasil conquistó en México?70.
?Las ofensas a ?Grafite? no fueron una clara y premeditada manifestación de racismo del jugador argentino y sí un antiguo, común y condenable hábito de provocar al adversario, al llamarlo de negro y otros nombres?, escribió ayer ?Tostao? en la habitual columna que publica en el diario Folha de Sao Paulo.
Pese a considerar el episodio exagerado, ?Tostao? considera que ese tipo de injurias también tienen que ser severamente castigadas, pero por la justicia deportiva.
En la polémica se situó en la vereda opuesta al ex portero de la selección brasileña y actual entrenador del Sao Paulo, Emerson Leao, al afirmar que el cerebro de Diego Armando Maradona no debe funcionar normalmente e invitar a la prensa a no considerar las declaraciones del Diez.
?Creo que el cerebro de él (Maradona) ni debe funcionar normalmente. Por todos los motivos que nosotros sabemos, no podemos considerar sus declaraciones?, sostuvo Leao, según informa ayer el sitio electrónico ?Pele.Net?.
Maradona dijo el jueves a una radio bonaerense que es muy común que en medio de un partido los jugadores digan cualquier cosa.
Por su parte, el seleccionador Carlos Alberto Parreira dijo ayer temer que el caso Desábato tenga repercusiones el próximo ocho de junio, cuando las selecciones de Argentina y Brasil se enfrentarán en Buenos Aires en partido de las eliminatorias del Mundial de Alemania 2006.