Los mexicanos –al parecer- tenemos una vocación al conflicto, una disposición innata al melodrama y una predisposición a agotar tiempo y esfuerzo en discusiones estériles que se podría caracterizar como excesiva a los ojos de algún extranjero. También tenemos una marcada y extraña preferencia por los grandes debates bizantinos y sobre todo, una necesidad casi infantil de héroes salvadores. Queremos un tlatuani y le otorgamos tal envestidura a quien represente cualquier posibilidad de esperanza.
Después de diez meses de dimes y diretes, de ataques por debajo de la mesa –y también por arriba- fruto de una ríspida confrontación entre los gobiernos Federal y del Distrito Federal; después de diez meses en que el tema del eventual desafuero de Andrés Manuel López Obrador ha acotado la agenda nacional y polarizado, no sólo a la clase política, sino también a la sociedad en su conjunto, ayer los cuatro integrantes de la Sección Instructora de la Cámara de Diputados dieron inicio a su tan anticipada reunión para abordar el tema.
Los diputados Horacio Duarte Olivares (PRD), Álvaro Elías Loredo (PAN), Rebeca Godínez y Bravo, así como Francisco Frías (ambos del PRI), anunciaron que se conocerán en breve las primeras posturas de cada uno de ellos para la redacción del dictamen final sobre el proceso de desafuero. “Hoy (martes) no habrá decisión final, hoy no hay una definición sobre el sentido del dictamen y mañana (miércoles) se decidiría, ese fue el acuerdo”, precisó Álvaro Elías.
Si fuera posible reducir al menos el carácter melodramático que muchos le otorgan al asunto, o bien colocarlo en perspectiva, se tendría que entender que se trata de la opinión de la Sección Instructora, para que eventualmente sea el pleno de la Cámara de Diputados el que decida si procede o no el desafuero, que en caso afirmativo facultaría a la PGR para investigar si hay elementos para proceder penalmente contra Andrés Manuel López Obrador por el presunto desacato a una suspensión definitiva ordenada por un juez. No se trata, pues, del fin del mundo, ni que los mexicanos perdamos, en el lance, al salvador de la patria.