EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Descomposición política

Fidencio Treviño Maldonado

El fanatismo, la corrupción y miseria entre otros rasgos emponzoñan un país rico en petróleo y otros recursos en su gran mayoría no renovables, un país donde reinan muchas mafias, comenzando por los políticos, los narcos y hasta religiosos sin soslayar a los impulsores de la indolencia y los grupos anárquicos, con un desorden preestablecido para echar abajo todo proyecto de nación o reforma de Estado que pueda sacar del lodazal de ignorancia en que se encuentran millones de mexicanos.

Y si no socavar estos rubros al menos ser la plataforma, que como punta de lanza, empuje los servicios y planes abortados por faltas de estructuras y leyes más accesibles a la población en todos los aspectos, buscar modelos no sólo con intereses a los grandes consorcios sino que lleguen a los mexicanos en su mayoría, que son los más desprotegidos.

Una negociación de poder es lo que se ve en la cúpula, con gobernadores en su mayoría corruptos hasta las cejas y viviendo en eterno conflicto de omisiones y ocultamientos, debates empantanados entre detractores políticos, una democracia tutelar con un panorama sin actores, ni protagonistas, simples antagonistas de obras bufas viciadas y mal ensayadas.

Los jamelgos de la política están flacos, la carga en contra de la población y el saqueo en nuestro país es ancestral y no es PRIoridad de un partido o persona, tampoco es llevado a cabo por arqueólogos, mafias de obras de arte, mucho menos por la caballería o infantería ¡no! El saqueo y la carga son diarias y se dan desde el más rascuache municipio gobernado por cualquier persona que no rebuzna porque no se sabe la tonada, hasta por los truhanes de cuello blanco y corbata de seda.

El ver cómo se manipula la justicia, saber con impotencia reprimida cómo un día, cualquier grupo policial aprehende a un distribuidor de droga y al otro día lo sueltan los jueces, sin siquiera pisar la cárcel ¿cuál es el juego? ¿cuáles son las expectativas del nacionalismo gobernante? se pregunta la sociedad, inclusive sabe que no recibirá castigo este envenenador, ¿y a los jueces quién los vigila? si acaso una pálida recomendación sobre su retiro de esa plaza o si es político un simulado abandono de esta profesión.

Uno de los factores que en parte impide el desarrollo en México y propicia el saqueo y la rapiña es la justicia manipulada por el tráfico de influencias, presente aún en el poder político.

Los mismos personajes que ahora ven a Andrés Manuel López Obrador como un populista fueron los que por muchos lustros robaron al D.F. incluyendo a los mismos perredistas de ese entonces, cuando fungieron como regentes de ese monstruo de millones de cabezas.

De pronto la guerra de palabras se convierte en acciones y un insensato pretexto como el construir un camino de acceso a un hospital y el desacato a un llamado judicial enciende los focos rojos de la justicia y política nacional.

Los mismos que en su tiempo abanderaron el populismo y lo siguen alentando en las elecciones con despensas, gorras, acarreos y demás estrategias populacheras ahora se rasgan las vestiduras porque Andrés Manuel López Obrador implementó una ayuda a los ancianos de seiscientos setenta pesos al mes, dinero que por años se engulleron las autoridades en turno y que nunca nadie les pidió, ni rindieron cuentas.

El caso de Óscar Espinosa Villarreal y Rosario Robles Berlanga en el Distrito Federal más reciente, son las pruebas fehacientes de este hurto, sin embargo, sólo los necios y los que padecen ceguera no lo ven.

Las obras que son la mejor presentación de los impuestos y si también es verdad que el jefe de Gobierno se rodeó de una caterva de ladrones, lo cierto es que no movió un dedo para defenderlos, el caso de Rosario Robles, René Bejerano, Gustavo Ponce, Carlos Ímaz, Dolores Padierna, incluyendo al mismo Carlos Ahumada que sirvió como un rico chivo expiatorio y en la misma descomposición los discursos son disgustos entre políticos, porque al abrir la boca estos personajes, sólo hablan de las miserias, las vergüenzas, traiciones y crímenes propios de su oficio, no son capaces de formar iniciativas para un interés general.

La descomposición ha alcanzado a la sociedad y el tamaño del miedo está reflejado en la proliferación de los vicios, el crecimiento de la violencia y la distribución, comercialización y consumo de la droga en pleno auge ante la pasividad de la Policía.

Sin embargo, el ramillete de declaraciones e informaciones de comisiones hechas con luces de reflectores y glamorosos foros, ahí queda como un claro precepto político incapaz de lograr un diez por ciento de sus propósitos (elevar el PIB al diez por ciento, arreglar a los zapatistas en 15 minutos y la creación de un millón de empleos al año, entre otras cosas), propósitos sin sustento para los que fueron creados siempre sin ninguna opinión consensuada establecida, sólo con la miopía preestablecida de nuestra bien pagada clase política, ahora promotora del caos, el vicio en algunos casos y la descomposición que se vive en México, la otra, la descomposición social se da por añadidura a la primera.

Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.com

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 157042

elsiglo.mx