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VALLE DE CHALCO, ESTADO DE MÉXICO.- La delegación estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrió en Xico un entierro prehispánico con una antigüedad de más de dos mil 500 años; en el lugar había dos restos humanos, uno de ellos era de una mujer que tenía deformación craneal, similar a los que se hacían los olmecas en el preclásico.
El otro esqueleto, de acuerdo con la antropóloga física, Atenea Mendoza Rosas, pertenecía a una persona joven, pero su cráneo era normal.
Los antropólogos, Nadia Vélez y Luis Gamboa Cabezas, encontraron que éste es el segundo descubrimiento más importante en todo el país de un esqueleto con deformación craneal, el otro ocurrió en 1977 en el sitio de Pajón, en Pijijiapan, Chiapas.
Explicaron que el tipo de deformación corresponde a tabular erecta fronto-occipital variante pseudoanular, es decir, los individuos se colocaban tablas amarradas en la frente y en la parte posterior de la cabeza, para que el cráneo se deformara.
?La deformación craneal se ha visto en los olmecas y en los mayas y en estratos sociales altos?, dijeron.
La teoría se basa en que los olmecas se hacían deformaciones craneal tabular erecta, por lo que el INAH, en el Estado de México, estableció que el hallazgo en Xico pudo haber sido de una mujer que tenía tradición olmecoide, ya que estos grupos existieron en la Cuenca de México durante el horizonte preclásico temprano del año mil a mil 200 antes de Cristo.
El entierro prehispánico fue encontrado en el cerro La Mesa, en el sitio arqueológico de Xico y a menos de un kilómetro de la zona habitacional de los municipios de Valle de Chalco y Chalco.
Ahí los antropólogos del INAH descubrieron importantes construcciones prehispánicas del preclásico de la fase de Ticomán, que fueron hechas de 600 a 300 años antes de Cristo; asimismo, localizaron plataformas elaboradas de piedras, sobre las cuales existieron casas-habitación.
El entierro prehispánico se encontraba a un costado de una barda de piedra, en donde la mujer, con el cráneo deformado, estaba en posición ventral, es decir, en cuclillas, con el vientre y cara hacia abajo. A su costado tenía dos vasijas o cajetes que simbolizan sus tradicionales ofrendas.