Han sido halladas recientemente bajo el suelo de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga .
Praga, (EFE).-La cámara mortuoria donde fueron enterrados los restos mortales del monarca checo Carlos IV el 16 de diciembre de 1378 ha sido hallada recientemente bajo el suelo de la catedral de San Vito, en el Castillo de Praga.
Se trata de dos cámaras casi vacías descubiertas por un grupo de historiadores mientras estudiaban la arquitectura del antiguo templo romano sobre el que se edificó la emblemática catedral de Praga, según informa la prensa local.
Hasta ahora, se suponía que la tumba de Carlos IV debía estar delante del altar principal de dicha iglesia, pero no se conocía su localización.
Un equipo de expertos, entre ellos la historiadora del arte Jana Marikova-Kubkova, encontraron unos espacios al hacer un pequeño agujero en el suelo de la catedral e introducir por el una sonda con luz.
Así hallaron dos cámaras mortuorias conectadas entre sí, de cerca de diez metros de largo cada una y en cuyo interior había fragmentos de huesos y ataúdes que probablemente pertenecen a las esposas del emperador, según los expertos.
Los historiadores encontraron también un escrito de donde se desprende que ya en el siglo XIX esas cámaras habían sido investigadas por el arquitecto y restaurador Josef Mocker.
Aparentemente, al restaurar el altar principal hace 130 años, Mocker las descubrió y las estudió, pero luego se pavimentó el suelo y los panteones subterráneos quedaron en el olvido.
Carlos IV (1316-1378), hijo primogénito del rey de Bohemia Juan de Luxemburgo y de la princesa checa Elisa Premislita, es el soberano más famoso de la historia checa, considerado por los historiadores como uno de los regentes de mayor educación y cultura de la época medieval en Europa.
En su empeño por hacer de la capital checa un centro cultural fundó en 1348 la Universidad Carolina de Praga, al tiempo que incorporó a la Corona Checa los ducados de Silesia, Lusacia y Brandeburgo.
De su reinado data la llamada "Corona de San Venceslao", guardada junto a las demás "Joyas de la Coronación" bajo siete llaves en la cámara del tesoro de la torre de la gótica catedral de San Vito, en en el antiguo palacio real del Castillo de Praga.
Hasta ahora los checos siguen respetando el ordenamiento previsto por Carlos IV, tras ser legalizada la corona por una bula dictada por el papa Clmente VI en 1344.
El monarca dispuso que la preciosa corona no debe abandonar el recinto del Castillo de Praga, ni tampoco cederse en prenda, sino reservar su uso exclusivo para la ceremonia de coronación y en ocasiones de gran solemnidad, como las fiestas de San Venceslao, patrón de Praga.
Las autoridades checas exponen al público las Joyas de la Corona cada cinco años, para lo cual es necesario que se reúnan previamente los siete dignatarios del país que las custodian (el presidente, el primer ministro, el presidente del Senado, el presidente de la Cámara Baja, el alcalde de Praga, el primado de la Iglesia Católica Checa y el preboste catedralicio de San Vito).