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Desde hace 35 años ofrece reliquia

Adriana Guadalupe Miranda

El Siglo de Torreón

MATAMOROS, COAH.- Diciembre llegó y con él no sólo sus posadas navideñas, sino también sus tradicionales reliquias de todas aquellas personas que, por alguna razón, se sienten agradecidas con algún ser especial.

Tal es el caso de Crecencia Salazar Velásquez, quien desde hace 35 años, año tras año le ha realizado a la Inmaculada Concepción, su danza y una reliquia, en agradecimiento por los favores que le ha cumplido, sin fallar ni una sola vez.

“Doña Chencha”, como la conocen en el Barrio del Chalet, a sus 70 años de edad, comenta que es la primera vez que no participa en los preparativos de su reliquia, pues la diabetes se lo ha impedido, ya que le ha quitado por completo la visibilidad de su ojo derecho.

“Aunque me ha concedido todos los favores que le he pedido en estos 35 años, no me ha cumplido uno importante para mí, que es el poder recuperar la visión de mi ojo, pero a pesar de ello, le sigo agradeciendo con mucho cariño a la Virgencita”, dijo “Doña Chencha”.

Con sus ojos llenos de lágrimas, Crecencia ve cómo poco a poco decenas de vecinos y de otras partes del municipio, se acercan con sus bandejas para recibir la comida que con mucha anticipación, cocinó.

“Doña Chencha”, comenta que la reliquia comienza al mismo tiempo que el día, “primero le traigo serenata a la Virgen en punto de la medianoche”, dice, luego aquella mujer, les prepara a cada una de las personas que se acerca para ver el altar que ha preparado justo afuera de su casa, café caliente y varios tamales de diferentes guisados.

Luego que “Doña Chencha” les da de desayunar a sus visitantes, supervisa que todo esté listo, “antes preparaba más comida pero en este año sólo preparamos 90 kilos de asado, 85 de diferentes sopas y 15 kilos de maíz para hacer los tamalitos”, dice.

Antes de comenzar a repartir la comida, la cual desde que inicia el año prepara, ella acompañada por todos los fieles que se han dado cita en su hogar, bendice los alimentos que se van a dar en esta ocasión.

La gente se aglomera justo a la puerta de su casa con el deseo de recibir un poco de comida, mientras una de las cuatro danzas realiza su acto frente al altar.

Crecencia con lágrimas en su rostro, se despide de cada una de las personas que acudió a su reliquia, pues dice que tal vez es el último año en que ella esté presente.

En detalle

Esto es un poco de lo que Crecencia ofreció a los fieles que acudieron a su casa:

- Rezar un rosario.

- Bendecir los alimentos.

- 90 kilos de asado.

- 85 kilos de diferentes sopas.

- 15 kilos de maíz para hacer los tamales.

- Regaló bolos a los niños.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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