El Siglo de Torreón
FRANCISCO I. MADERO, COAH.- A un costado de la carretera se puede ver al señor Feliciano Arellano Domínguez caminando de un lado a otro mientras sus nietecitos juegan con "Yolanda", una perrita mechuda que es la mascota de la familia.
A sus 65 años de edad y con 540 pesos que gana a la quincena como vigilante del rastro municipal, don Feliciano afirma que a pesar de que desearía con el alma poder darles a sus nietos un juguete esta navidad le falta algo que le dificulta poder cumplir los deseos que tiene para los pequeños: dinero.
Jesús, de diez años de edad y Ricardo, de nueve, fueron entregados por su madre llamada Imelda, quien vive en el ejido Nueva Rosita, hace más de cuatro años cuando falleció el padre de los niños (hijo menor de Feliciano) en un accidente.
?Yo estaba tan gordo que esta camisa no me cerraba, con lo que pasó me enflaqué, fue muy difícil soportar otra pérdida tan grande?, afirma Feliciano quien hace muchos años quedó viudo con cuatro hijos, mismos que su esposa, Alicia Reyes, cuidó como si fueran propios.
Al recordar lo sucedido, el abuelo no pude retener el llanto. ?Mi madre me decía que fuera fuerte por ellos?, dice mientras sus ojos se cristalizan.
Desde que murió su hijo se ha hecho cargo de la manutención de los pequeños pero no ha sido fácil. En su humilde casa venden refrescos con lo cual los abuelos sacan un ingreso extra para comer. ?Uno no puede dejar solo aquí porque roban?.
Los niños asisten diariamente a sus clases en la escuela primaria Dos de Marzo. Ambos son morenos de ojos almendrados y de fácil sonrisa. No parecen mortificados al saber que como en otras navidades ni Santa Claus ni los Santos Reyes vendrán a casa.
El no que no tengan un juguete qué compartir debido a la situación económica en la que se encuentra su familia parece ser algo a lo que están acostumbrados y a pesar de su corta edad entienden las dificultades que sus abuelos tienen para realizar un gasto semejante.
?Esta vez le vamos a dar prioridad al gasto que vamos a hacer porque los niños no tienen mochilas ni zapatos y es más importante la escuela, ellos están chiquitos pero sí entienden, nosotros les decimos que no les van a traer juguetes pero que les van a traer una mochila y se conforman?, dice don Feliciano.
El abuelo afirma que sus nietos no se lo creen tan fácil y saben que son ellos los que hacen el sacrificio ?los niños son más listos que antes?, afirma. Sin embargo agradece a Dios el poder estar juntos esta Navidad.