Cientos de fieles abarrotan las catedrales de Torreón y Durango
El siglo de torreón
Torreón, Coah.- El recinto de la Iglesia Catedral de Nuestra Señora del Carmen resultó insuficiente para albergar a los cientos de fieles católicos que la tarde de ayer literalmente abarrotaron este santuario para participar de la liturgia en honor de su Santidad Juan Pablo II.
El interior de la Catedral junto con su capilla, patios y pasillos, así como gran parte de la avenida Matamoros, la cual fue cerrada a la circulación vehicular desde la calzada Colón hasta la calle Jiménez, estuvo repleta de hombres, mujeres, niños y personas de la tercera edad ?algunas de éstas con visibles impedimentos físicos- que aún así deseban participar de la ceremonia religiosa.
La solemne Concelebración eucarística estuvo encabezada por el Obispo de Torreón, Monseñor José Guadalupe Galván Galindo y del excelentísimo Obispo emérito Fernando Romo Gutiérrez, así como por los sacerdotes que conforman esta Diócesis.
Entre los ahí presentes se pudo observar la presencia de empresarios y autoridades municipales, entre éstas el alcalde José Guillermo Anaya Llamas, quien compartió el pesar por la pérdida del llamado ?Papa viajero?.
A pesar de que la ceremonia estuvo fijada para iniciar en punto de las cinco de la tarde, la gente proveniente de las distintas colonias y área rural de la Comarca Lagunera, arribaron desde horas antes, por lo que se dispuso la colocación de una carpa con equipo de sonido en el exterior del santuario, para que pudieran escuchar la santa misa.
Ante la lamentable noticia difundida el pasado sábado dos de abril sobre el fallecimiento del Santo Padre Juan Pablo II, la Diócesis local al igual que las de todo el mundo, dispuso la concelebración eucarística, la cual rebasó por mucho las expectativas de aforo.
?Vengo a pedir por el Santo Padre a pesar de mis dolencias? comentó con lágrimas en los ojos y visiblemente limitada para caminar a consecuencia de la artritis la señora Remedios Ontiveros, quien dijo tener su domicilio en la colonia Cerro de la Cruz.
Al igual que ésta, muchas otras personas de distintos estratos sociales escucharon atentamente el mensaje del Obispo José Guadalupe Galván Galindo, en el cual agradeció a Dios la bendición del Ministerio Apostólico que el Santo Padre desempeñó esforzándose siempre por ser un fiel servidor del Evangelio, llevando a la iglesia a asumir los grandes desafíos y retos que el tiempo actual le plantean a la iglesia.
Fervor religioso
Mientras tanto en Durango capital miles de los fieles también se dieron cita en la Catedral Basílica Menor; el motivo: un funeral simbólico de Juan Pablo II. Eucaristía en la que también se celebró el 300 aniversario de fundación del Seminario Conciliar.
Con una procesión que recorrió varias de las principales calles del Centro Histórico de esa ciudad, inició la misa de celebración en memoria del legado que dejó el Santo Padre. Personas que llenaban las salas laterales de la Catedral, con globos blancos y amarillos, ensayaban los cantos y porras para la celebración.
Las campanas al momento de dar las 12 en punto no dejaron de sonar hasta que dio inicio la celebración litúrgica; a la entrada de la procesión la gente aplaudía y soltaba los globos, al mismo tiempo que lanzaba porras de júbilo al saber que el Santo Padre ha llegado con el Creador.
El coro del Seminario, que entonó cantos en latín, daba el toque de majestuosidad, pues sin utilizar el órgano retumbaban sus voces en las cúpulas de Catedral.
Unos de los sacerdotes leyó una carta enviada por el secretario general del Vaticano, Ángelo Sodano, en donde aún con vida, Su Santidad Juan Pablo II saluda cordialmente al Arzobispo Héctor González Martínez y alumnos del Seminario; además, por la vida sacerdotal que el Seminario de Durango ha dado a lo largo de 300 años.
Asimismo, la carta daba cuenta que el Papa oraba para que el centro (Seminario) ?sea cada vez más una prioridad en donde el Señor forja a los nuevos sacerdotes y así para la nueva evangelización llevar la eucaristía y buscar el camino de la reconciliación?.
La carta de felicitación fue enviada por Ángelo Sodano, secretario del Estado Vaticano, y quien se hace cargo, provisionalmente, de los asuntos de la Iglesia Católica. Al término de la lectura se escuchó un aplauso que se prolongó hasta escuchar las porras.
De allí se dio inicio a la lectura de la palabra, que fue cantada por el coro del Seminario; imponían y daban realce a la celebración.
Para este acontecimiento se tenía programada la visita de Norberto Rivera Carrera, Arzobispo Primado de México, quien tendría a su cargo el mensaje de la homilía; por ello, también uno de los sacerdotes que participaban en la consagración dio lectura a la carta que enviara Rivera Carrera, en donde expresaba la situación por la que pasa la Iglesia con la pérdida del Papa, además de recordar cómo se hizo él sacerdote, en el Seminario.
Gran cantidad de gente no alcanzó lugar y se quedó parada por más de dos horas, ya que la homilía duró aproximadamente 50 minutos.
Después vino la intervención del Arzobispo Héctor González Martínez quien señaló que la pérdida de Juan Pablo II era sólo de tipo carnal, pues espiritualmente perduraría su legado, dando así calma a las personas que aún no se reponen de la muerte del Pontífice y que con lágrimas en los ojos estuvieron atentas y participando en la ceremonia.
