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Destaca labor de obispo argentino en El Vaticano

Fue Leonard Sandri la voz y vocero de Juan Pablo II

AP

ROMA, ITALIA.- Cada vez que se menciona a Argentina en los círculos del Vaticano surge la asociación instantánea con el cardenal Jorge Bergoglio, uno de los supuestos candidatos latinoamericanos para suceder a Juan Pablo II.

Pero en momentos en que los cardenales guardan silencio tres días antes del comienzo del Cónclave que elegirá al nuevo Papa, es otro argentino el que lleva la voz cantante, precisamente quien durante la larga agonía de Juan Pablo II se convirtió en su voz y su vocero, el obispo Leonardo Sandri.

Sandri, el único no italiano en la plana mayor de la Secretaría de Estado -el organismo más poderoso de la Curia, liderado por el cardenal Ángelo Sodano, número dos en la jerarquía del Vaticano-, pronunció el miércoles la homilía en la celebración eucarística en la Basílica de San Pedro ante los cardenales y los más estrechos colaboradores del Pontífice fallecido.

El obispo argentino, que fue nuncio en Venezuela y México, cobró prominencia en los últimos días de vida de Juan Pablo II, donde le encomendaron ser la voz del Papa ante los fieles que llegaban por decenas de miles hasta convertirse en una catarata humana. Su misión era leer los mensajes que no podían serlo por el Papa enfermo.

Sandri fue primero la voz del Pontífice y luego el encargado de informar al pueblo sobre la muerte de Juan Pablo, poco después que el vocero del Vaticano, el español Joaquín Navarro Valls, anunciara la noticia a los periodistas en un brevísimo mensaje por correo electrónico.

Sandri, que fue designado como funcionario de la Secretaría de Estado el 16 de septiembre de 2001, habla italiano tan impecable que, por su acento y su apellido, muchos periodistas extranjeros dieron por sentado que era italiano. En su homilía, el obispo argentino evocó una carta apostólica del Papa en la que ?trazó la línea rectora para el comienzo del tercer milenio, indicando al Concilio Vaticano II como la ?brújula segura? para orientar el camino de la Iglesia?.

Luego de recordar una conmovedora alusión que había hecho Juan Pablo II sobre la primera misa que pronunció en su Polonia natal, el obispo Sandri dijo que ?nosotros, que como colaboradores suyos tuvimos la gracia de acompañarlo en sus últimos meses, habíamos seguido con emoción esa misa personalísima en la cual el Papa, en unión con la Pasión de Cristo, dedicó su propia persona, a través del dolor y el sufrimiento, a la Iglesia y el mundo?.

?A nosotros, que lo recordamos como una guía segura, como pastor dispuesto a dar la vida por su grey... nos queda la extraordinaria riqueza de su enseñanza, de su sabiduría y de su profunda humanidad?, agregó.

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