Maleantes operaban en la Zona Centro; amagaban a choferes con pistola de juguete.
El Siglo de Durango
Después de realizar investigaciones, elementos de la Policía Ministerial lograron finalmente la detención de los hermanos Miguel y Pedro Galván Ontiveros, de 35 y 32 años de edad, respectivamente, quienes se dedicaban a asaltar choferes de taxis, a quienes después de amenazar de muerte les despojaban de todas su pertenencias.
Los hermanos tienen su domicilio en el poblado San José del Molino, municipio de Durango, y escogían un taxi al azar, preferentemente en la Zona Centro, por las noches, para cometer sus fechorías contra los trabajadores del volante.
Los sujetos le pedían al chofer del taxi que los llevara al poblado Labor de Guadalupe, a la Colonia Hidalgo o bien a Ceballos y antes de llegar a cualquiera de estos lugares los conducían a un callejón o camino vecinal.
Cuando llegaban al lugar acordado, sacaban un arma de fuego de juguete de color negro con la cual le señalaban al taxista que se trataba de un asalto.
Los ladrones les apuntaban a los trabajadores del volante, amenazándolos con que los matarían si no les entregaban sus pertenencias. Durante los asaltos, que se presume que fueron siete, lograron obtener dinero, relojes, joyas, carteras, estéreos, teléfonos celulares y herramienta diversa, entre otros objetos.
En uno de los casos llegaron al grado de quitarle el cinturón al taxista y procedían a sustraer las monedas que llevaba consigo y los despojaban del equipo de sonido para bajar luego del vehículo y perderse en la oscuridad de la noche.
Durante su detención, los individuos comentaron que los estéreos eran vendidos a los camioneros que llegaban a la gasolinería de la Colonia Hidalgo, por lo que resultó imposible su recuperación.
El dinero que lograban de su motín se lo repartían en partes iguales, como ?buenos hermanos?, ya que después de su primer asalto y del éxito obtenido decidieron hacerlo en repetidas ocasiones.
Los delitos por los cuales se les acusarán serán asalto a mano armada, además de amenazas que hacían a sus víctimas, por lo cual se espera que pasen una larga temporada en el Centro de Rehabilitación Social No. 1 (Cereso).