EL SIGLO DE TORREÓN
SAN PEDRO, COAH.- Para María Teresa Aguirre, la celebración de los Días de Finados, representa una doble oportunidad, pues por una parte desarrolla el oficio que aprendió desde niña y que por más de medio siglo lo ha seguido realizando y por la otra, es motivo para estrechar los lazos familiares con sus hijos, nietos y bisnietos, que trabajan con ella.
Con 66 años a cuestas, María Teresa se muestra orgullosa de vender flores, no sólo en estos días, también durante Semana Santa, el Domingo de Ramos, además que tiene un local muy cercano al mercado Juárez donde desde los 14 años desarrolla esta actividad.
“Mis padres me enseñaron el gusto por las flores. Desde muy chica comencé a ayudarlos en su puesto y hasta la fecha sigo en lo mismo. Son ya 52 años que llevo en el negocio y no me puedo quejar, pues me ha dado muchas satisfacciones, pues toda mi familia sigue la tradición”, dijo orgullosa.
Con el rostro repleto por las cicatrices de los años, la jovial mujer se muestra contenta de tener con ella a sus hijos, nietos y hasta bisnietos que le ayudan en sus puestos que desde temprana hora instaló frente al panteón municipal de San Pedro.
“La venta quizás no es como en años anteriores, pues la gente ya no viene porque no tiene dinero y si lo hace sólo compran pocas flores y de las más económicas, pues de las otras no alcanzan”, manifestó.
“Nosotros tratamos de dar barato para que no se nos quede la mercancía y aún así tenemos problemas para venderla, pues como dije, son pocas las personas que realmente pueden pagar para llevar buenas ofrendas florales a sus muertos”, subrayó.
En su puesto, uno de los más grandes instalados, se puede encontrar de todo. Cempasúchil, gladiolas, mano de león, crisantemos y claveles entre un gran surtido que se podía observar.
Hombres y mujeres, de distintas edades, ayudaban a la matriarca a vender sus flores. “Todos son familia –dice orgullosa María Teresa—, esto se ha convertido en una tradición familiar”, terminó diciendo.
Altos cobros
Este año, no fue igual a otros. El Municipio, además de cobrar el uso de suelo para la instalación de los puestos de flores en las cercanías del camposanto, ahora aplicó un cobro especial por el servicio de limpieza y además pretendió vender el agua que usarían, lo que motivó el rechazo de los floristas.
María Teresa Aguirre y su hijo Artemio Velázquez Aguirre, manifestaron su malestar debido a los altos cobros que hizo el Municipio a través del departamento de Plazas y Mercados, pues en esta ocasión, por el uso de suelo la cuota fue de 170 pesos por metro cuadrado.
“No conformes con haber aumentado cuarenta pesos más que el año pasado (que fue de 130 pesos por metro cuadrado), ahora también nos cobraron el servicio de limpieza a razón de 250 pesos, lo que en los dos años anteriores no se hizo”, señalaron.
Artemio refirió que el Municipio pretendió también aplicar un costo al agua que utilizarían para su mercancía, pero el oportuno reclamo de todos los mercaderes, hizo recapacitar a los funcionarios que dieron marcha atrás a su pretensión.
Cuestionados por El Siglo de Torreón sobre si esto se debía a lo que en la política se conoce como el “Año de Hidalgo”, madre e hijo respondieron al tiempo que lanzaban estentórea carcajada: “Más bien es el año de la sinvergüenzada”.