Reportajes

DÍA DEL MAESTRO| Comparten una pasión: educar

CUENTAN CUATRO MUJERES SU EXPERIENCIA EN LA DOCENCIA.

Laura, Rocío, Ruth y María de Jesús sienten un gran cariño por los niños.

EL SIGLO DE TORREÓN

GÓMEZ PALACIO, DGO.- Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, según José Martí, el maestro, periodista y combatiente político: “es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo, con lo que podrá salir a flote sobre él...”.

En el Día del Maestro es imposible no reconocer su tarea, su entrega y capacidad de transmitir conocimientos, por tal razón, el trabajo del maestro ha sido medular en el desarrollo del género humano.

Cada maestro, urbano o rural, de enseñanza básica o media y media superior enfrenta con humanismo la tarea que a sí mismo se ha impuesto y que la nación le ha encomendado.

Con lágrimas en sus ojos, Laura Olivia Quistián Borrego recuerda a aquella jovencita que salió de la otrora famosa Escuela Normal Gómez Palacio en 1986. A los 20 años de edad partió para hacer sus “pininos” a Pueblo Nuevo, municipio del estado de Guerrero donde duró dos años al servicio de la educación.

Era un lugar inhóspito que carecía de los servicios más básicos como el agua y la luz eléctrica. Recuerda que tenía que lavar su ropa en el río. Sin embargo, asegura que estuvo muy a gusto trabajando con la gente de esta comunidad guerrerense.

Ella impartía los seis grados de primaria. Para que no le fueran pesadas tantas horas de trabajo, tuvo que repartir las clases entre la mañana y la tarde. En el turno matutino daba primero, segundo y tercero y en el vespertino, cuarto, quinto y sexto año. En total eran 56 alumnos.

En este municipio se sembraba amapola, por eso había muchos soldados. Recuerda que la gente de ahí la quería mucho y la protegía. Además le recomendaban que no aceptara ningún regalo, porque ahí la tradición es que cuando un hombre de Guerrero ofrece algo —sobre todo joyas de oro, ya que abundaban en este sitio—, significa que estaba aceptando un compromiso de tipo marital. En Pueblo Nuevo no había problema de analfabetismo, como pudiera pensarse. De hecho, había muchos maestros.

Se acuerda con alegría que su amor a esta profesión la impulsó a gestionar con el presidente municipal de Coyuca de Catalán, Guerrero la dotación de cemento para hacer blocks. Las personas de este lugar se sorprendieron de su valor para enseñarlos a fabricar esta pieza de construcción. De esta manera logró la edificación de la Escuela Primaria Juan Escutia.

Luego de estos dos años de intenso trabajo, pidió su cambio a Miguel Negrete, Durango, donde también laboró por el mismo lapso. De esta manera y luego de cambiar de residencia por varios años, llegó hasta Ceballos, Durango pero con una plaza estatal, y no federal.

De este poblado brincó a la Escuela Primaria 18 de Marzo al turno vespertino, pero luego de cuatro años cambió al matutino “B” donde actualmente imparte educación a los niños de primer año. Laura Olivia asegura que le encanta enseñarlos a leer y escribir.

Su labor como maestra le ha dado muchas satisfacciones. Combina su profesión con la de ama de casa y madre de una niña de 11 años y un pequeño de cinco a los que adora. Este Día del Maestro celebrará con sus compañeras de trabajo y con sus seres queridos. Asegura que de volver a nacer, volvería a decidirse por la docencia.

Quería ser doctora

Su graduación ocurrió en junio de 1981 cuando tenía 20 años. Rocío Margarita Treviño Rodríguez también es egresada de la Escuela Normal Gómez Palacio. Tuvo la suerte de recibir una invitación para trabajar en Bermejillo, Durango.

Es un poblado que está a media hora de Gómez Palacio, por eso sus compañeros y ella viajaban en automóvil todos los días hasta allá. Ahí duró cuatro años y medio. Luego la cambiaron a dicho municipio a la Escuela Primaria Felipe Ángeles, ubicada en la colonia del mismo nombre, donde duró un año. De aquí la trasladaron a la Escuela Guadalupe Victoria de la colonia Santa Rosa donde duró nueve años y medio.

“Ahí estuve muy contenta”, afirma. Más porque su mamá, Socorro Rodríguez también laboró en ese plantel —su progenitora tenía 43 años al servicio de la educación cuando se jubiló—. Reitera que fue muy feliz trabajando en este plantel porque había mucha unión entre sus compañeros.

Se casó en 1982 con Fernando Meraz Duarte, cuyo apoyo ha sido determinante en su vida. Sus hijos, Iván, de 22 años, Aldo, de 18 y Alán, de diez, son el motor de su existencia.

Aplica la frase, “hago lo que me gusta y de pilón me pagan”. Refiere que por su dedicación en la docencia consiguió otro nivel de sueldo, lo que además del amor a los niños, le da muchas satisfacciones.

Excelente ama de casa, madre de familia y esposa, la maestra Rocío Treviño dice que ama su profesión pese a que nunca pensó dedicarse a esta labor, pues su meta era estudiar medicina. Felicita a sus compañeros en este día tan importante para quienes como ella, le ponen mucho corazón a su labor al frente de la educación.

Desde hace 14 años se desempeña como maestra en la Escuela Primaria 18 de Marzo del turno matutino “B”.

Lavaba en un arroyo

Sus alumnos la llaman “maestra miel”, porque siempre tiene una sonrisa en sus labios. María de Jesús Vega Castañeda también es profesora de la Escuela Primaria 18 de Marzo del turno matutino “B” donde imparte educación a los niños de cuarto año.

Egresó de la Escuela Normal Gómez Palacio en 1982 y empezó a laborar un año más tarde. Su primera experiencia en el aula fue en Nayar, Durango donde le dieron su plaza. En este sitio estuvo muy contenta hasta que obtuvo su cambio a la Sierra Garame de Arriba, municipio de Santiago Papasquiaro.

“Ahí estuvo lo bueno”, expresa cuando recuerda las condiciones inhóspitas en las que vivió por el lapso de un año y medio. Lavaba en un arroyo, llovía y hacía frío en extremo, pero la reconfortó encontrar a mucha gente buena que la apoyó en todo momento e incluso, afirma, ya no quería regresarse.

Laboró también en San Luis del Cordero, Durango donde también estuvo muy agusto, pues la gente también la quería mucho y ayudaba en todo lo que podía. De aquí pasó a Ceballos y luego a Bermejillo donde duró medio año, pues luego consiguió su plaza estatal y se trasladó a la escuela Adela Ayala ubicada en Gómez Palacio. En aquel entonces era un plantel de nueva creación con aulas de cartón.

En la Escuela Primaria Rafael Valenzuela, duró ocho años. Luego consiguió su cambio a la 18 de Marzo, donde está muy contenta. “Mi forma de pensar siempre ha sido ser feliz en donde quiera que me encuentre y sembrar amor”, expuso la profesora María de Jesús, quien dice que su trabajo le encanta porque ama a los niños, pues considera que son “lo más bello de la creación”.

Construir conocimiento

Aparte de su título de normal básica de la Escuela Normal Gómez Palacio, Ruth Rodríguez Ayala tiene también el de la Licenciatura en Educación por parte de la Unidad Pedagógica de Durango.

Recuerda que su labor como maestra inició en el ejido La Popular donde cubrió un interinato. De ahí se trasladó a la Escuela Constitución 1917 en la colonia Santa Rosa.

Ya con su base federal, se fue al poblado Arcela Carrero, Municipio de Guerrero, donde duró un año (1985). Atancingo, Puebla, Celaya, Guanajuato y Nazas, Durango, fueron los sitios donde trabajó muy feliz como maestra. Comenta que esta profesión la eligió por su amor a los niños y por servir a los demás. Su meta es continuar en el camino de la superación.

Ruth expone que la educación antes era más tradicional, “aunque nos apoyamos en ella, ahora la idea es que el niño construya sus conocimientos a través de su propia experiencia, ya no nos basamos tanto en la memoria”.

Participación femenina

Durante los últimos dos siglos, la docencia ha sido la principal ocupación de las mujeres a quienes por la condición misma de su género, se les asocia con la educación de las y los menores como una ampliación de su rol maternal, refiere Regina Cortina en su publicación Líderes y Construcción de Poder.

Cortina, investigadora de la Escuela de Educación de la Universidad de Nueva York, hace un recuento de la participación de las mujeres en esta actividad y explica que fue en el periodo presidencial de Lázaro Cárdenas (1934-1940) cuando las maestras obtuvieron mejoras laborales.

Entre ellos destaca la incapacidad por maternidad, guarderías para sus hijos, jubilación después de 30 años de servicio, seguro social, vacaciones pagadas, préstamos con bajas tasas de interés y salario equivalente para hombres y mujeres con el mismo escalafón.

Recuerda que fue a finales del siglo XIX cuando se inició la creación de instituciones públicas para formar maestras, creándose así la primera escuela normal en 1890. A partir de entonces el ingreso de las mujeres a esta actividad creció de manera acelerada, sobre todo entre las de clase media.

Para 1978 y 1979, las mujeres constituían el 70 por ciento de los estudiantes en las escuelas normales básicas y sólo el 30 por ciento en bachillerato. Y representaban casi el total de los seis mil 503 maestros de preescolar durante el año escolar 1980-1981.

Sin embargo la autora destaca que a pesar del alto nivel de representación de mujeres en el magisterio, su participación a nivel administrativo es baja: representan el 60 por ciento de los jefes de sector y 55 por ciento de las directoras de educación primaria.

No obstante, la mayor presencia de las mujeres en la docencia durante el mandato de José López Portillo, solamente siete ocuparon el cargo de directora general en la Secretaría de Educación Pública (SEP). De los 45 puestos que existían, una mujer fue subsecretaria, el rango más alcanzado por una mujer en la educación mexicana.

La única mujer que ha logrado ocupar la secretaría general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), es Elba Esther Gordillo desde 1989.

Entre los obstáculos que la autora comenta para que las mujeres accedan a los puestos de toma de decisión en el magisterio está que tienen que compaginar su vida familiar con su carrera y que la mayoría de las y los docentes carecen de un grado universitario, requisito indispensable para ocupar cargos importantes dentro de la Secretaría de Educación Pública.

APOYO

“El apoyo de mi esposo Fernando Meraz Duarte, ha sido determinante en mi vida y mis hijos, Iván, Aldo y Alán, son el motor de mi existencia”.

Rocío Margarita Treviño,

23 años en la docencia,

Escuela Primaria

18 de Marzo

FELICIDAD

“Mi forma de pensar siempre ha sido ser feliz en donde quiera que me encuentre y sembrar amor”.

María de Jesús

Vega Castañeda,

22 años en la docencia,

Escuela Primaria

18 de Marzo

ES UN GUSTO

“Me encanta enseñar a leer y escribir a los niños... en verdad, me gusta mucho”.

Laura Olivia

Quistián Borrego,

20 años en la docencia,

Escuela Primaria

18 de Marzo

ELECCIÓN

“Esta profesión la elegí por que amo a los niños y porque me gusta servir a los demás”.

Ruth Rodríguez Ayala

21 años en la docencia

Escuela Primaria

Club de Leones

La fecha

El 15 de mayo es justamente cuando se recuerda a todos los profesores de México, ya que se celebra el Día del Maestro.

¿Porqué se eligió esta fecha?

- Resulta que este día se conmemora la toma de Querétaro y fue precisamente en el año de 1917 cuando se propuso celebrar a los maestros más destacados, tales como José Vasconcelos, Ignacio Manuel Altamirano, Gabino Barreda, Antonio Caso

y Jaime Torres Bodet, entre otros.

-Fue en dicho año cuando dos diputados presentaron ante el Congreso de la Unión un decreto para que fuera instituido el Día del Maestro y además proponían que Fuera el día 15 de mayo.

- Esta propuesta fue aprobada el 27 de septiembre del mismo año.

- La primera conmemoración del Día del Maestro en México fue el 15 de mayo de 1918.

- Desde el siglo pasado se festeja a los maestros y se reconoce la difícil labor que llevan a cabo día con día.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Leer más de Reportajes

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Reportajes

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 148871

elsiglo.mx