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Diagnóstico/Nuestro concepto

Andrés Manuel López Obrador recorre el país entero; está en campaña y ahora le tocó el turno a la Comarca lagunera. Llegó ayer para presentar su libro “Un Proyecto Alternativo de Nación” y al margen del hecho de que demostró tener un gran poder de convocatoria y la evidencia que dejan aquellos que creen en el tabasqueño, de que lo hacen ciegamente, el precandidato presidencial del Partido de la Revolución Democrática, lanzó una afirmación por igual contundente que un poco temeraria.

Para el jefe de Gobierno del Distrito Federal, el crecimiento de la economía informal, la migración y la reactivación económica provocada por el narcotráfico, han evitado en el país un estallido social. “En los cuatro años de Fox, han salido cuatro millones de mexicanos hacia el vecino país del norte, más los que se encontraban del otro lado de la frontera, lo cual ha servido como una válvula de escape a la presión social existente”.

Independientemente de que se considere al “Rayito de esperanza” como la mejor opción –o la menos mala- para conducir los destinos de la patria a partir de 2006 o si bien se le caracterice como un liderazgo mesiánico, populista y hasta peligroso, lo que dijo ayer en estas tierras debe llamar a una reflexión madura sobre en qué clase de país vivimos. La afirmación es que sin actividades ilícitas, desde el narcotráfico hasta la piratería y el ambulantaje –la suma de la economía informal- y sin esas remesas que envían millones de compatriotas desde Estados Unidos, México sufriría un estallido social.

Sólo queda imaginar al país sin los dólares con que sobreviven miles de familias de este lado del río Bravo, sin el circulante que genera el narcotráfico –al margen del caudal de violencia y problemas sociales vía comercialización de drogas al menudeo- y a los millones de mexicanos que hoy logran su sustento gracias al amplio abanico de actividades que evaden al fisco, para conceder o no, la razón al “Peje”. Queda entonces el llamado a la reflexión: ¿en qué clase de país vivimos?... y mejor aún, ¿qué opciones realistas existen para cambiar el actual orden de las cosas? Porque Andrés Manuel no planteó ninguna de fondo.

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