La píldora del ?día siguiente?, comenta el doctor Ricardo Saravia Sánchez, uno de los más prestigiados gineco-obstetras de La Laguna, no es otra cosa que una sobrecarga hormonal que favorece la maduración acelerada del endometrio, con la consecuente menstruación, evitándose así la nidación de un huevo fecundado ?cigoto- y la continuación del embarazo.
Buena discusión se ha reactivado: el uso de la píldora anticonceptiva ?del día siguiente?, que ha llevado a diferencias de criterio a funcionarios de la Secretaría de Salud con el Clero, la Secretaría de Gobernación y hasta la propia Cámara de Diputados. Fuera de aquellos que buscan una solución -los pocos-, están los demagogos -los muchos- que opinan y declaran sin tener la menor idea de lo que dicen en términos científicos y ético-morales; otros, con su radicalismo, se niegan a enfrentar el problema y resolverlo inteligentemente en base al diálogo, tomando como principio a la razón.
Para la Iglesia Católica no es tema nuevo, incluso tiene encíclicas como ?Humanae Vitae?, donde declara su defensa por la vida y niega el derecho al uso de los anticonceptivos de todo tipo, excepción hecha del ?Ritmo? -Técnica Ogino-, Temperatura Basal y ?Filancia del Moco Cervical? -Método Billings-, ante la desobediencia de los fieles, que de una u otra manera se han apoyado en la poca aplicación de muchos sacerdotes, que con sus actos demuestran el desconcierto que tienen, no en la orden dada por el Vaticano, sino en cómo hacerla obedecer.
Bueno sería que la Iglesia se decidiera a enfrentar a la ciencia con los mismos argumentos científicos, no solamente filosóficos y teológicos, que bien pudiera ser el camino que les llevara a ganar la discusión.
La píldora del ?día siguiente?, comenta el doctor Ricardo Saravia Sánchez, uno de los más prestigiados gineco-obstetras de La Laguna, no es otra cosa que una sobrecarga hormonal que favorece la maduración acelerada del endometrio, con la consecuente menstruación, evitándose así la nidación de un huevo fecundado ?cigoto- y la continuación del embarazo.
Ni los propios médicos y científicos del mundo se han puesto de acuerdo en cuándo se considera que inicia la vida; para los más rigurosos en el pensamiento científico y filosófico tradicional, empieza con la unión del óvulo y el espermatozoide; en consecuencia, los anticonceptivos ?del día siguiente?, al impedir la implantación del huevo, están provocando un aborto; otros, hablan de días posteriores a la fecundación, que van desde tres hasta catorce, cuando aún está formado por células indiferenciadas, las que, para ellos, aún no poseen particularidades humanas.
Para complicar más las cosas, los pensadores en el tema no han sido capaces -ni aún eso- de ponerse de acuerdo en la lexicología; los términos más comunes los discuten rabiosamente, por ejemplo la frase ?esencia de vida?, que para unos tiene connotación de gran respeto al cigoto por merecer el principio elemental de derecho humano; y para otros, no es más que simple material genético que está en vías de organización.
Lo curioso es que todos aceptan el concepto como principio de organización de un nuevo ser vivo, por medio de un huevo que resultó de la fecundación -unión de óvulo y espermatozoide-.
Agregue usted que vivimos en el mundo occidental, donde los principios y valores son fundamentados a partir de la ética normativa, herencia greco-romana de quienes se dedicaron a definirnos lo que es bueno o malo, ponderando cada una de nuestras acciones cotidianas, dándonos normas sociales sobre lo que podemos hacer, o no, individual o grupalmente.
Curiosamente, con base a esa jerarquización, queremos tomar decisiones y además influir en la naturaleza, siendo que ésta no se rige por moral ni ética alguna, que sigue los valores universales que están por encima de la filosofía de humanos. Déjeme ponerle un ejemplo de la zoología: si usted maltrata o mata a algún animal doméstico, un perro o gato por ejemplo, seguramente recibirá sanción social, se le acusará y condenará por cometer un acto malo, hasta de pecado en algunos casos; por el contrario, si quita la vida a una serpiente, no lo condenarán y lo calificarán como bueno, pues salvó la de alguien que podría haber sido mordido; es más, puede ser revestido de heroísmo, según las condiciones en que enfrentó a ?ser tan ponzoñoso?.
La verdad que en uno y otro caso atentó contra la naturaleza y sus leyes, alterando el orden universal. Interrumpir un embarazo en el periodo que sea, o detener la evolución de huevo a embrión, feto, producto a término o bebé, es un acto en que se altera el ciclo de vida.
Pero aún no concluimos con los factores que intervienen en la toma de decisión, queda que reflexionemos sobre calidad de vida, libertad y economía. Ciertamente los países del tercer mundo necesitamos encontrar equilibrio entre la explosión demográfica y las capacidades de atender a la población.
Este factor es de tomarse en cuenta en temas de control de la natalidad y cuando revisamos las posibilidades reales de acceso a bienestar social -salud, vivienda, educación, vestido, etc.- de los mexicanos, no sólo de los pobres, sino de la inmensa mayoría que en casos extremos requerimos de los servicios asistenciales que son desesperadamente ineficientes. Como ejemplo, los de salud, que no llenan las necesidades que tenemos de atención con calidad.
Los defensores de la píldora del ?día siguiente? hablan del círculo vicioso que empieza con la pobreza, que lleva a la desnutrición y falta de salud, sigue con las pocas o nulas oportunidades de desarrollo y pérdida de la calidad de vida y esperanza, hasta llegar a una sociedad deshumanizada.
Por último, habría que considerar que los anticonceptivos fueron desarrollados para evitar el embarazo, no para suspenderlo, principio que hace la gran diferencia y que ocasiona el enfrentamiento entre quienes apoyan el uso de la píldora o lo condenan. Este es otro caso de la aplicación de la técnica y la tecnología sin el debido tamiz del humanismo; dicho de otra manera, buscar hacer lo mejor -en términos de conveniencia- en vez de lo correcto. Como usted puede darse cuenta hay mucho que discutir, analizar, investigar y saber con suficiente grado de certidumbre para poder opinar y decidir.
Tampoco deje pasar desapercibido que en la agenesia -imposibilidad de engendrar- atendida artificialmente, el aborto, la eugenesia -intento de mejoramiento-, la disgenesia -malformaciones congénitas- y la eutanasia -muerte asistida-, hay un pequeño margen en el juicio valorativo. No dude que estamos profundizando en campos aún no suficientemente estudiados y que con grave negligencia nos hemos entrometido sin revisarlos a través del estudio y el diálogo formal y responsable, no sólo en términos científicos y tecnológicos, sino humanistas, que nos lleven a definir lo que realmente es bueno y adecuado en el presente y para el futuro de la humanidad.
Como siempre aparece la educación como solución, que a su vez requiere adecuada intención y atención, particularidades de la acción que se resuelven con recursos económicos y disposición honesta para el trabajo, que son en sí otros problemas. ¡Qué difícil decisión!, ¿verdad? ydarwich@ual.mx