Después de siete meses de un análisis estructurista de la información disponible, esto es, la que proporcionó la Secretaría de Urbanismo y Obras Públicas del Gobierno del Estado, los especialistas del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), concluyeron que el Distribuidor Vial Revolución es una obra segura y bella y que su diseño es sin duda, uno de los más hermosos y de avanzada que existen. Se cierra pues un capítulo, aunque los mismos especialistas reconocen no disponer de información, por ejemplo, del desplome de los viaductos.
Pero eso parece no importar, ya que los empresarios laguneros e integrantes del Colegio de Ingenieros que participaron en el Comité de Seguimiento a la Tercería están conformes con el dictamen de Gustavo Carlos Ayala y Juan José Pérez Gavilán, expuesto en un robusto documento de aproximadamente seis mil 500 cuartillas y por el que cobraron 600 mil pesos más IVA. Todos contentos, el DVR tiene el aval de la UNAM y eso podría eximir de cualquier responsabilidad a las empresas participantes en la obra –la que diseñó, la que ejecutó y la que supervisó- y también al Gobierno del Estado.
Lo notable del caso es que los especialistas de la UNAM no refutaron los datos publicados por El Siglo de Torreón (avalados por el Municipio) donde se da cuenta de la caída en los peraltes, el desplome en los viaductos y cuando fueron confrontados con los mismos, simplemente dijeron desconocer la información. Notable es también, que tanto Gustavo Carlos Ayala como Juan José Pérez Gavilán, respondieran a todas las dudas e interrogantes con una misma y simple fórmula: “de acuerdo a la información de que disponemos”.
La gran conclusión de la UNAM (el resultado de la Tercería) es que el DVR es seguro, siempre y cuando se circule a una velocidad no mayor a los 50 kilómetros por hora y además, “como recomendación”, sería conveniente cambiar al menos cuatro neoprenos. Todas las cartas están sobre la mesa, así como las posturas de los distintos actores que han tenido alguna participación en el caso. Las actuaciones y eventuales responsabilidades están ya definidas y sólo resta dejar el asunto al tiempo y desear por el bien de la ciudadanía que la conclusión de los especialistas no esté viciada de origen.
