El discurso es el mismo. No importa que los emisores cambien, todos los priistas afirman que el partido habrá de mantenerse unido con miras a recuperar la Presidencia en 2006. Dicha premisa en la actualidad es difícil de creer, sobre todo cuando los actores de este partido político hacen todo lo posible por descalificar al enemigo.
Unidad Democrática, es el nombre con el que se define la alianza de gobernadores que aspiran a ser candidatos a la Presidencia de la República. Entre ellos está el mandatario de Coahuila y el senador, Enrique Jackson. Este grupo maneja la premisa de que Roberto Madrazo debe renunciar a la dirigencia nacional del PRI para competir por la candidatura en igualdad de circunstancias.
En contraparte, un grupo de gobernadores del sur semanas atrás anunció que iniciaría una campaña nacional para apoyar a Roberto Madrazo en su lucha por la silla presidencial. Más aún, el gobernador de Tabasco, David Andrade, afirma que sólo Madrazo puede garantizar el triunfo del PRI en 2006.
Si no fuera suficiente con estos dos grupos opositores para dudar de la unidad al interior del Tricolor, un nuevo grupo hace su aparición. Integrado por los mandatarios de Veracruz, Sinaloa, Chihuahua, Durango, Colima, Puebla y Tamaulipas, se definen como los “no alineados”, cuyo objetivo es el de pugnar porque el PRI tenga un candidato presidencial “de unidad” y no uno surgido de una contienda interna, como es el deseo del grupo Tucom.
En cualquier otra circunstancia este escenario debería beneficiar al PAN o al PRD, sin embargo no es así. Estos partidos también sufren su propia lucha interna donde las descalificaciones forman parte de la cotidianeidad.
Así pues, cuando sólo importa el anhelo de poder y no existe un proyecto de nación, se complica el creer en las buenas intenciones de los políticos. Tres grupos del PRI en escena con sus intereses particulares, sin duda así es muy difícil creer en la unidad del partido.