EFE
Muzaffarabad, Pakistán.- Las lluvias que han comenzado a caer con intensidad en la Cachemira paquistaní dificultan aún más el trabajo de los equipos de rescate, que afrontan una tarea titánica de la que el mayor riesgo ahora es la propagación de epidemias en la zona.
La situación es extremadamente grave en la región de Muzaffarabad, donde están todavía sepultadas -en su mayoría- más de 50 mil víctimas mortales, según cálculos no oficiales, causadas por el fuerte terremoto que sacudió el norte de Pakistán el pasado sábado.
En la capital de la Cachemira paquistaní, donde ayer granizaba con intensidad, el traslado de los heridos y el reparto de agua, mantas y alimentos, así como el levantamiento de campos de refugiados, eran las únicas preocupaciones.
Apenas había tiempo y ni material suficiente para comenzar a desenterrar a las miles de víctimas mortales, aunque algunas personas todavía se afanaban en escarbar con las manos entre los cascotes en busca de sus allegados.
Además, la lluvia y el granizo obligaron a los pocos equipos de rescate que han podido llegar ya a esta agreste área a detener sus máquinas durante prácticamente toda la mañana.
Cuando al caer la tarde, la tormenta amainó, el hedor de los cientos de miles de cadáveres se apoderó de una ciudad que parece más de muertos que de vivos.
“Tenemos dos grandes problemas: uno, la carencia de recursos y materiales, y dos la distribución de esa ayuda. Han pasado más de cuatro días y el Gobierno ha hecho muy poco”, se quejaba Asif Yacub, responsable de una organización humanitaria pakistaní.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió ayer que si no se soluciona el saneamiento del agua en la zona, “seremos testigos de serios problemas de salud”, dijo Yacub.
El ministro paquistaní de Sanidad, Muhammad Nair Khan detalló, por su parte, que enfermedades como el cólera, el tétanos o la diarrea podrían extenderse en las zonas afectadas.
Por su parte, la Organización de Naciones Unidas (ONU) pidió ayer a la comunidad internacional 272 millones de dólares, para hacer frente a los daños causados por el terremoto de magnitud 7.6 en la escala de Ritchter que han afectado principalmente a Pakistán, así como por sus réplicas.
“La cantidad aportada se destinará, principalmente, a salvar el mayor número de vidas posible y a tareas de recuperación durante los seis meses que durará la fase de emergencia”, explicó en rueda de prensa la coordinadora adjunta de la ONU para las Tareas de Emergencia, Margareta Wahlstrom.
El terremoto ha destruido más del 80 por ciento de edificios de diferentes zonas del norte de Pakistán y ha afectado a más de cuatro millones de personas.
, de los que la mitad ha perdido sus viviendas.
