La labor de Hutchinson como responsable de la seguridad de fronteras y de transportes no será fácil para su sucesor o sucesora.
Washington, (EFE).- La dimisión del subsecretario de Seguridad Nacional de EU Asa Hutchinson, anunciada hoy, crea un gran hueco en uno de los puestos clave del mayor departamento del gobierno estadounidense, el de control de fronteras y transportes.
Hutchinson se va desilusionado porque el presidente George W. Bush no ha contado con él para controlar la Seguridad Nacional de EU, en sustitución del que hasta ahora ha sido su jefe, Tom Ridge, según fuentes del citado departamento.
El 11 de enero Bush propuso al juez Michael Chertoff para ocupar la Secretaría de Seguridad Nacional.
La labor de Hutchinson como responsable de la seguridad de fronteras y de transportes no ha sido fácil ni tampoco lo será para su sucesor o sucesora, teniendo en cuenta que todavía no se ha completado la reforma de seguridad aprobada por el Gobierno tras los atentados de 2001.
A sus 54 años, Hutchinson ha tenido que hacer frente a las críticas suscitadas por las nuevas y polémicas normas de seguridad, sobre todo las implantadas en los aeropuertos a los millones de pasajeros que cada año entran en territorio estadounidense.
La ampliación del registro de las huellas dactilares y fotos digitales a los ciudadanos de países que antes estaban exentos de visado, entre ellos España, y la exigencia de un pasaporte "mecanizado" (con códigos de barras que recogen datos físicos y biográficos del titular) son algunas de las medidas que ha tenido que presentar y defender.
En sus comparecencias públicas y ante el Congreso, Hutchinson siempre sostuvo que el programa del Gobierno para reforzar la seguridad del transporte y las fronteras tiene como meta capturar a posibles terroristas y evitar potenciales atentados, y no ahuyentar a los turistas ni impedir el flujo legítimo de bienes y personas.
Sin embargo, varios de los países afectados por la nueva normativa y muchos ciudadanos de a pie, en su mayoría pasajeros aéreos, han criticado duramente el excesivo celo de las autoridades estadounidenses de inmigración, así como los obstáculos burocráticos para la obtención de visados de trabajo o de estudios.
Hutchinson seguirá lidiando con todas estas críticas hasta el próximo 1 de marzo, fecha en la que tiene previsto abandonar definitivamente su cargo, de acuerdo con la carta que hoy ha remitido a la Casa Blanca en la que comunica oficialmente su dimisión.
En una entrevista a un diario de Arkansas, su estado natal, Hutchinson se limitó a decir que simplemente consideró que había llegado el momento de un cambio "para mí personalmente y para el departamento".