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Diputados/Nuestro concepto

No queda más que preguntar ¿en qué clase de país creerán los diputados que vivimos? Y más aún, ¿habrá alguno que entienda el concepto de autocrítica y que tenga un mínimo de sensibilidad social? A la política de austeridad que han impuesto durante el presente sexenio a los altos funcionarios del Poder Ejecutivo; a ese pírrico aumento autorizado a los minisalarios y a la inflación prevista para el presente año de 5.6 por ciento, hay que contrastar el generoso aumento a la suma de sus percepciones con que nuestros legisladores decidieron recompensar el esfuerzo y compromiso demostrado en las sesiones de San Lázaro.

Y para colmo, el coordinador de la diputación federal del PRD, Pablo Gómez Álvarez, justifica la medida con un discurso que deberá llamar a una reflexión serena sobre la inmadurez y semianalfabetismo en el que algunos legisladores suponen, viven inmersos los mexicanos: “El aumento neto sobre la dieta es de 5.1 por ciento. Luego hubo algunas modificaciones en otros gastos, en los gastos de los estados, en las nóminas de los diputados y de las oficinas de los diputados, ahí sí hubo un incremento, en algunos casos correspondió a la inflación y en otros no, porque hubo un rezago de muchos años”.

No es necesario intentar descifrar las palabras de Pablo Gómez ya que los ciudadanos podemos sacar nuestras propias conclusiones en base a los datos oficiales. La dieta neta percibida por los diputados en 2004 fue de 64 mil 168.18 y para 2005 es de 69 mil 425.85 pesos mensuales, es decir, 8.1 por ciento más; por concepto de vales, en 2004 el monto fue de dos mil 385 pesos y para 2005 es de dos mil 480 pesos o sea un 3.9 por ciento de aumento; por gestión legislativa percibieron 19 mil 688 pesos el año pasado, pero en éste es de 25 mil pesos, nada menos que un alza de 26.9 por ciento y para atención ciudadana fueron 24 mil 415 pesos en 2004 y de 25 mil 660 pesos para este año o sea un aumento de 5.09 por ciento. Así de simple.

Las reacciones, por supuesto, no faltaron y hasta los senadores expresaron su molestia. Los tres vicepresidentes del Senado cuestionaron la falta de congruencia de los diputados federales por aumentarse sus ingresos, cuando en el debate del presupuesto disminuyeron el gasto corriente en el Gobierno, el Poder Judicial e incluso hasta la Cámara Alta.

En fin, sólo resta formular de nuevo la pregunta ¿en qué clase de país creerán los diputados que vivimos?

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