En el seminario sobre Humanismo Político realizado en Boca del Río, Veracruz, ante unos dos mil 500 panistas, el presidente de la República, Vicente Fox Quesada, censuró a la Oposición y prácticamente la acusó ponerle freno al país.
Sin duda, puede haber algo de razón en la aseveración del primer mandatario. Pero la situación es mucho más compleja y va más allá de la evidente pugna política-electoral en la que desde hace varios meses se encuentran los partidos.
La falta de acuerdos y consensos, la ausencia de una visión clara de Estado, la debilidad de las instituciones y la escasa, sino es que nula, coordinación entre las mismas, han contribuido a detener la marcha de la República.
La incapacidad de los diputados de tender puentes para discutir dentro del marco de la razón y el bien nacional las reformas que deben aplicarse a la Constitución y leyes mexicanas, ha sido la constante de las dos legislaturas de este sexenio.
Pero el desencuentro no sólo se da al interior del Congreso de la Unión. Los enfrentamientos entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo Federal han sido frecuentes, valga sólo recordar la controversia por el Presupuesto de Egresos de 2005.
El deseado diálogo nacional propuesto reiteradamente en los informes anuales de septiembre, nunca se ha hecho efectivo y las fuerzas políticas opositoras han desoído la solicitud frente a la, unas veces impotente y otras indiferente, mirada de Los Pinos.
Pero el Poder Judicial no se ha quedado atrás. La vociferada autonomía de poderes no ha superado el celoso, desviado y sospechoso ejercicio de la función pública. Prueba de ello es la disensión del órgano encargado de procurar justicia (Ministerio Público Federal) y los responsables de impartirla (jueces y magistrados). La ausencia de una visión uniforme y de un interés común han permitido que muchos delincuentes no pisen la cárcel.
Es necesario entender que la autonomía de poderes y el anhelado diálogo político nacional sólo pueden ser efectivos si existe, entre quienes conforman las instituciones y los partidos, un verdadero compromiso con México y un esfuerzo conjunto por su desarrollo y el de todos sus habitantes.
