En épocas pasadas ser soltera era un desprestigio, francamente una tragedia.
¿Eres soltera y te sientes contenta? Pues muchas felicidades, eres una mujer que ha sabido asimilar la lucha que por años han sostenido miles de mujeres en el mundo para que se les reconozca por algo más que traer niños al mundo.
En nuestros días cientos de miles de mujeres disfrutan de su soltería, de la libertad que les otorga, de su capacidad de decisión. Pero no siempre fue así, hubo algunas épocas en las que ser soltera era un desprestigio, francamente una tragedia.
"Las solas no son un conjunto de mujeres desdichadas, fracasadas, amargadas, neuróticas, radicales, antihombres, absorbentes, ambiciosas, controladoras, desorientadas, desestabilizadoras, frustradas, deprimidas, infelices, inseguras, permisivas, intolerantes y tampoco son las superinteligentes, las listillas, la quitahombres, las sabelotodo, las libertinas, las competitivas, las patéticas, las pobrecitas, las ninfómanas, las locas, las incontrolables, las busconas, las desesperadas, las deficientes emocionalmente ni las incompletas".
Este párrafo de María Antonieta Barragán Lomelí (Soltería, elección o circunstancia; Editorial Norma), sintetiza muy claramente el pensamiento que todavía se genera a partir de que una mujer acepta su soltería. Pareciera que en algunos sectores de nuestra sociedad se sigue pensando como en siglos pasados, cuando se creía que el valor de una mujer era su virginidad y la presencia de un varón junto a ella.
Se creía también que la función primordial de las féminas era casarse y contribuir a la reproducción de la especie. El mundo evolucionó, gracias entre otras cosas a la lucha de las mujeres, y ahora no es raro verlas cada vez en mayor número retrasar su matrimonio dando prioridad a su realización profesional y personal, antes de meterse a los asuntos del hogar y los vástagos. (Genoveva, 42 años. "No todas nacemos para hacer lo mismo que las otras")
Mientras me caso
¿Cuál es la edad ideal para casarse? Se preguntan, y la respuesta ha ido variando según la época. Hubo periodos en donde una boda a los 14 ó 15 años era un asunto normal y lógico, pero también hay que recordar que la expectativa de vida era menor. Todavía en algunos "ranchos" la llegada de la primera menstruación en una mujer es señal de que ha iniciado su etapa casadera.
En otros momentos de la historia se creyó que los "veintes" era una etapa ideal para el matrimonio. Pero hoy muchas mujeres piensan en boda por ahí de los treinta, o de plano ni siquiera lo tienen contemplado.
¿Qué es lo que esta pasando?.
Sucede que los intereses de las mujeres se han diversificado. En la actualidad es completamente natural que asistamos a las universidades, que ocupemos puestos ejecutivos, o que realicemos estudios de postgrado. En otros momentos, esto era garantía de que te costaría mucho trabajo conseguir pareja porque, decían las abuelas, "no les gusta que sepas más que ellos". Así es que muchas mujeres decidieron estudiar carreras que se llegaron a denominar MMC (mientras me caso), carreras cortas y sencillas que permitían que ocuparan su tiempo mientras llegaba el príncipe azul. Los nuevos caminos señalan metas distintas, más allá de la maternidad o la vida en pareja. Dicho de otra forma, ser soltera ya no es motivo de vergüenza.
Hace algunos años, en su célebre libro, Mujer que Sabe Latín, Rosario Castellanos escribió: "Quedarse soltera, significa que ningún hombre consideró a la susodicha digna de llevar su nombre ni de remendar sus calcetines". Y es que la vida de las mujeres no se explicaba sin el matrimonio, la soltería era una maldición. Se les llamaba despectivamente solteronas que era sinónimo de amargura y ocupaban los rincones de la historia familiar.
En este mismo texto, Castellanos nos da una idea de cómo se veía y se vivía la soltería femenina: "¿Hay un enfermo que cuidar? Allí esta fulanita que como no tiene obligaciones fijas. ¿Hay una pareja ansiosa de divertirse y no halla a quién confiar sus retoños? Allí esta fulanita que hasta va a sentirse agradecida porque durante una horas le proporcionen la ilusión de la maternidad y de la compañía que no tiene. ¿Hace falta dinero y fulanita lo gana o lo ha heredado? Pues que lo dé. ¿Con qué derecho va a gastarlo todo en sí misma cuando los demás, que si están agobiados por verdaderas necesidades, lo requieren?".
Por fortuna, todo cambia
Ya no es una tragedia estar sola, vivir sola o decidir pasar largos periodos de la vida en soledad.
Muchas mujeres han aprendido a estar con ellas mismas, concepto difícil de entender por algunas mentes. Saber que tú eres tu mejor compañía es un privilegio que se va cultivando poco a poco. Pero a pesar de los avances, hay que prepararse para la serie de preguntas que surgirán cuando se sepa que eres soltera: ¿Pero por qué no te has casado? ¿te han tratado muy mal los hombres? ¿has tenido muchas decepciones? ¿de verdad te gustan los hombres o tienes otros gustos? ¿no te sientes mal por venir a la fiesta sola? ¿no te gustaría probar el ser madre? ¿quién te va a cuidar en tu vejez? ¿a quién le vas a heredar tu departamento? ¿para qué te ha servido estudiar tanto?, y así un sin fin de preguntas que pueden ser contestadas con el temido "es que así me siento bien", "estoy contenta así". Ser soltera es un estado que en cualquier momento se puede modificar, nadie tiene que quedarse como "muestra", pero también es una situación que puede disfrutarse mientras dura.
¿Y la sexualidad?
Este es uno de los grandes mitos en torno a las solteras ¿cómo le hacen con su vida sexual? Pues de muchas maneras, algunas tienen parejas sexuales con las que comparten su intimidad; otras tienen parejas ocasionales. En muchos casos llegan a abstenerse, y en otros, para no exponerse, aprenden a estar con ellas mismas, con su cuerpo, con su propio placer; usan su imaginación, su creatividad, y con ello no disminuye su calidad de vida.