Desde la selva chiapaneca el zapatista Marcos alzó la voz y reafirmó su fuero de crítica social contra López Obrador, a quien enderezó una serie de cuestionamientos como nunca antes lo había hecho contra un personaje de esa tendencia política.
Si alguien pensó que el sub comandante Marcos sólo estaba preocupado por el partido de futbol que sostendrán las huestes zapatistas contra el famosísimo Milán de Italia, actual sub campeón de la Champions League, se equivocó rotundamente.
Así, entre otras críticas le espetó que era el “espejo de Salinas” y que sus proyectos económicos eran igualitos. Y no es la primera vez que se refiere a él en este tono, pues no hace mucho también lo evidenció en el sentido de que estaba rodeado de “salinistas”.
Claro que el líder del zapatismo aludió a otros políticos, casi sin dejar títere con cabeza, pero en ningún caso en forma y fondo, como el del tabasqueño, pues entre otros los adjetivos e inferencias que usó para calificarlo constituyen todo un catálogo de la injuria: autoritario, neoliberal, personalista, truculento, convenenciero, etcétera.
Pero en el fondo, la crítica más severa se dio en torno a que López Obrador es el “paradigma” del operador del reordenamiento neoliberal, que su oferta es “la estabilidad macroeconómica”, y “ganancias crecientes para los ricos, miseria y despojos para los desposeídos” y lo remata desautorizándolo con la afirmación de que “su programa no es de izquierda”.
A propósito de esto, si bien es cierto que se va a fondo con sus apreciaciones no faltan los que creen que podría tratarse de una maquillada muy fina para diluir el temor de millones de votantes de que con “El Peje” se impondría un sistema socialista en México.
Sin embargo, tal argumento se debilita pues a su vez “el sub”, llega a decir en este mismo comunicado que se ha dado también una “avasallante insensatez de la ultraderecha” y “caos ideológico que reina en la clase política mexicana”.
El nombre del comunicado no podría ser más irónico, de acuerdo a la intencionalidad de Marcos, quien intenta correr el telón y exhibir que de lo que se trata es de establecer un orden que controle el descontento de los marginados o peor aun, “una puerta a la clínica de cirugía plástica que transforma a los luchadores sociales en déspotas y cínicos”, donde caben “los segundos pisos, la conferencias de prensa mañaneras y un proyecto personal de carácter transexenal”.
Desde nuestro punto de vista, López Obrador debiera dar una respuesta amplia y testimonial de tan beligerantes aseveraciones, pero sin embargo al menos en su conferencia de prensa correspondiente al siguiente día de tan graves acusaciones en su contra, no quiso externar ninguna opinión, lo cual creemos que desentona un tanto en el actual modelo democrático que todos queremos afinar y consolidar, pues es el diálogo público, el eje rector que debemos privilegiar. Posteriormente, sólo respondió con un insuficiente “amor y paz”.
Como sea, lo dicho por Marcos fue nota de primera plana en todos los medios de comunicación y seguramente estará permeando en círculos influyentes de la opinión pública en el plano internacional.
De no aclarar López Obrador a muy corto plazo, los tremendos golpes políticos que le tiraron desde la “esquina sureste”, podría pensarse que acepta tácitamente la denuncia y que ésos son los propósitos reales de su proyecto; o se impondrá la interpretación perspicaz de que es una maniobra pactada para “desizquierdizarlo” o “rebajarle los tonos del rojo a su maquillaje”, lo cual, ni en uno ni otro caso, le convienen e incluso hasta le perjudican seriamente.
Por otra parte, el hecho de estar cuestionando una y otra vez, casi permanentemente “al innombrable”, es un argumento que se ha desgastado, con todo y la reprobación social que existe hacia Carlos Salinas, pero para los más no puede ya sostenerse una campaña evocando y culpando permanentemente a otro y abusando del número de complots.
Es hora también que el jefe de Gobierno haga una reflexión personal, una valoración autocrítica y renueve sus estrategias y alianzas hacia dentro de su Gobierno, como hacia fuera con los diversos sectores sociales del país, pues ha trascendido en muchos medios de comunicación su distanciamiento hacia la mayoría de sus colaboradores del primer nivel, que han sido los más leales y eficientes y como la desatención a organizaciones sociales importantes.
Otra “muestra de votos” es la confrontación que se está librando en el PRD para el caso de la candidatura de Gobierno del DF, donde grupos importantes de esa organización política, que también tienen vinculación hacia dentro y fuera de su Gobierno, exigen “un candidato de izquierda y un programa de izquierda”. Y para que mencionar el caso de los desleales a la causa como Sodi u otras reacciones entre los cardenistas, que no son pocos.
Pero más allá de la decisión de López Obrador de dar una respuesta, más o menos inmediata y en mayor o menor grado al sub comandante Marcos, son y serán tema de las próximas semanas, donde seguramente habrá más pérdidas y ganancias, eso sí muy significativas para los diferentes bandos.
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