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Divagaciones de la Manzana| Más de lo mismo

Martha Chapa

Respecto a los desastres provocados por el huracán Stan en el sureste de nuestro país, podemos decir que a medida que las aguas bajan, el desencanto sube.

Es cierto que se ha emprendido todo un operativo de Gobierno ordenado por el presidente Fox y sustentado fundamentalmente en los apoyos y acciones del Ejército y la Marina, que usualmente cumplen bien y actúan de inmediato, con organización y eficiencia. También se puso en marcha una estructura de colaboración intersecretarial para atender las zonas afectadas, en especial los estados de Chiapas, Veracruz y Oaxaca.

De igual forma, muchas organizaciones privadas y sociales se inscribieron en este apoyo colectivo y público, incluida Televisa, su presidente y diversos colaboradores de esa empresa.

Sin embargo, la ayuda no ha llegado a todas las regiones y grupos humanos, como hemos podido comprobar a través de las propias emisiones televisivas.

Es evidente que esto se debe, por una parte, a las graves consecuencias que acarrearon tan terribles fenómenos naturales y, por otra, a la dispersión territorial de las comunidades, sobre todo en el ámbito rural.

Pero también es cierto que cada vez que ocurren estas tragedias emerge la ineptitud de las burocracias y la corrupción administrativa. Para corroborarlo, tan sólo basta preguntarnos cómo es que había tal cantidad de viviendas en los márgenes de los ríos, pues todos sabemos que no está permitido construir en esas zonas, debido justamente a los riesgos que ello implica. Existen indicadores internacionales en este sentido, así como una normatividad local, que exigen una distancia mínima entre las viviendas y la vera de los ríos. Sin embargo, ha quedado en evidencia que esas disposiciones legales se incumplen en muchas de nuestras entidades federativas, lo que conduce a que en casos de desastres como éste se registren mayores perjuicios y, lo más importante, pérdidas humanas.

Y por lo que se refiere a la reconstrucción, aun cuando ya se anunció que se destinarán a ella montos significativos que alcanzan miles de millones de pesos, los requerimientos siempre serán mayores en cuanto a la construcción de puentes, carreteras, viviendas y escuelas.

Por otra parte, aunque hemos visto el compromiso y la solidaridad del presidente, e incluso de su esposa en estos difíciles momentos -pues así como criticamos también debemos reconocer los aciertos-, no han faltado quienes cuestionen esas acciones, como ocurre, paradójicamente, en el caso de algunos de los precandidatos que ni pararon el ritmo de sus campañas ni ayudaron en nada a estos pobres seres que lo perdieron todo, es decir, sus escasas pertenencias.

Por eso, tampoco aprobamos los comentarios del presidente cubano, que quiso politizar una situación tan crítica para los mexicanos, subestimando nuestra capacidad de ayudar a los compatriotas en desgracia. Sus afirmaciones incluso resultaron risibles por su humor involuntario y, desde luego, fueron carentes de credibilidad, sobre todo cuando dijo que no había ido a la reunión de la Cumbre Iberoamericana en Salamanca, España, porque estaba organizando la ayuda para los damnificados.

Pero, en todo caso, lo más importante, lo único válido, es que continúe a largo plazo la ayuda de todos nosotros y no se limite a unos cuantos días, sólo para lavarnos la conciencia o como una reacción emocional inmediata.

Los problemas siguen y exigen más apoyos, más donaciones y más solidaridad fraternal.

e mail: enlachapa@prodigy.net.mx

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