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Divagaciones de la manzana/No tengo dinero ni nada qué dar

En nuestra historia reciente se han registrado varios incidentes de figuras del espectáculo que no cubrieron (real o supuestamente) sus impuestos correspondientes. Casi en todos los casos, los montos o cifras que se manejan son muy elevados, pues se trata de percepciones millonarias por concepto de conciertos, actuación en palenques y regalías diversas; pero quizá ninguno haya sido tan sonado como el que protagonizó en días recientes Alberto Aguilera Valadez, el gran divo “Juan Gabriel”, al grado que estuvo detenido varias horas en el Ministerio Público de Ciudad Juárez, su tierra natal.

Desde luego, debe mencionarse que independientemente del resultado de las posibles responsabilidades en que haya incurrido el famoso compositor y cantante, resalta su profesionalismo, pues al ser liberado se dirigió al lugar donde lo esperaban miles de personas y cantó hasta al amanecer.

En este episodio también ocurrieron situaciones un tanto paradójicas, como la presencia del presidente municipal de esa ciudad fronteriza, acompañando en todo momento al artista, aunque aclaró cuantas veces pudo que lo hacía sólo en calidad de ciudadano. La pregunta es si un funcionario puede partirse a la mitad para actuar de manera fragmentada cuando se trata de un cargo público tan importante en esa misma localidad.

Por otra parte, han corrido versiones de que en el fondo se trata de una venganza política, pues debe recordarse que Juan Gabriel ofreció su apoyo al candidato del PRI en las pasadas elecciones. No obstante, si el cantautor tiene cuentas pendientes con el fisco, consideramos que debe pagarlas, pues en ese terreno no debe haber excepciones. En todo caso, la Ley ofrece garantías para todos y lo mejor es aclarar cualquier asunto hasta transparentarlo.

Cumplir con las obligaciones fiscales es vital en la actualidad, porque ciertamente el país está muy necesitado de esas aportaciones para generar obras de beneficio público. Pero, hay que decirlo, es preciso que esa obligación se haga extensiva a todas las personas y empresas que aún evaden el pago de impuestos y que en conjunto representan elevadísimas sumas.

Esto es particularmente importante en el caso de grandes consorcios (entre ellos algunos bancos y empresas de comunicación) a los que de manera incomprensible se les ha “perdonado” el pago de miles de millones de pesos en impuestos.

Como colofón, puede decirse que la Secretaría de Hacienda cumple positivamente con su función y procede adecuadamente, aunque a nadie le guste que le exijan el pago puntual y exacto de los impuestos. Esto no significa que deba tratarse como delincuente a un gran artista que, con su talento y capacidad interpretativa, nos ha brindado muchas horas de gozo musical.

Por su bien, “Juanga” debe aclarar las cuentas con el fisco y si procede, pagar, pues estoy segura que ni él ni el secretario de Hacienda pretenden actuar injusta o desobligadamente.

e mail.

enlachapa@prodigy.net.mx

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