Conforme se acercan las elecciones de 2006, los estertores políticos comienzan a sentirse en diversos aspectos de la vida nacional, y sin duda su tono irá ascendiendo durante los próximos meses. Veamos por el momento lo que está pasando en los partidos políticos más importantes.
En el PAN se registraron ya hasta renuncias, tras la fragorosa batalla interna para elegir al presidente nacional de ese partido. Nos referimos principalmente al caso de Tatiana Clouthier -hija de Manuel J. Clouthier, “Maquío”, gran luchador panista por la democracia-, quien criticó fuertemente el giro que ha tomado Acción Nacional, por su política entreguista y subordinada al PRI.
Por otra parte, Carlos Medina, uno de los candidatos que aspiró a dirigir el PAN, de hecho anunció su retiro de la política al ser vencido por Manuel Espino, no sin antes lanzar todo tipo de críticas y recriminaciones tanto al proceso de elecciones internas como en general a grupos de su partido en el Gobierno.
También está el caso de Luis H. Álvarez, uno de los pilares de esa agrupación política, quien denunció que ésta se ha apartado de sus grandes ideales y principios históricos, y que a sus dirigentes ahora sólo parece interesarles alcanzar el poder por el poder mismo.
Es evidente que lo que ocurre en este partido deriva de la oposición de grupos tradicionalistas y de heráldica familiar frente a los llamados “neopanistas”, muchos de ellos afiliados a grupos ultraderechistas de inescrutables propósitos, como el conocido “Yunque”. No obstante, también juegan un importante papel los grandes intereses económicos que permean al PAN y en algunos casos hasta posiciones radicales en cuanto a concepciones filosóficas, políticas y religiosas.
El PRI de ninguna manera está mejor situado en este escenario de conflictos internos, pues al menos se han constituido cuatro grandes grupos o tendencias que se han atacado ferozmente desde hace algún tiempo, y cuyas diferencias tendrán que dirimirse o sobrevendrán fuertes rupturas en la próxima asamblea de ese partido, donde deberán definirse las reglas de selección de su candidato presidencial.
En lo que toca al PRD, hemos atestiguado agrios señalamientos entre las diversas “tribus” que se jalonean la dirección de ese partido, especialmente porque se han utilizado recursos públicos para apoyar a los candidatos al Gobierno del Distrito Federal. También se han denunciado actitudes autoritarias y parciales, ya no digamos las irregularidades y el abstencionismo en la muy reciente elección para presidente nacional del Sol Azteca.
Lo dicho: esto apenas empieza y ya se oyen los tambores de guerra dentro y fuera de los partidos políticos, que presagian elecciones altamente conflictivas, cuyo desenlace y consecuencias podrían ser muy graves e incluso hasta definir los caminos de la patria por senderos riesgosos e inciertos.
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