“En la política hay adversarios y
correligionarios. Estos últimos
son los más peligrosos”. Konrad Adenauer
Ayer Eduardo Andrade rompió cualquier ilusión que pudiera haber existido entre los miembros del grupo Unidad Democrática de que el PRI abriría las puertas a un nuevo aspirante a la candidatura presidencial. En una conferencia de prensa el portavoz del Comité Ejecutivo Nacional afirmó que legalmente ya es imposible abrir el registro de candidatos para que el Tucom designe a un reemplazo del ex gobernador del Estado de México. De esta manera respondió a la propuesta de los miembros de este grupo, que tuvieron una reunión sobre el tema el viernes 21 de octubre, en el sentido de que debería reabrirse el registro de aspirantes.
Desde el punto de vista estrictamente legal Andrade tiene razón. El PRI no está haciendo otra cosa que respetar los términos de su convocatoria. Si éstos se modifican una vez empezado el proceso interno, el partido corre el riesgo de que el Tribunal Electoral eche para atrás todo el proceso. En cambio los miembros del Tucom difícilmente lograrán un fallo del tribunal que ordene al PRI violar los términos de su convocatoria.
Desde el punto de vista político, sin embargo, la decisión del PRI parece ser preludio de una división interna del partido. El PRI está cerrando las puertas a un segmento muy importante de sus miembros, pero no después de un proceso electoral equitativo sino tras la renuncia del aspirante seleccionado por este grupo para buscar la candidatura presidencial.
Al parecer los miembros de Unidad Democrática sólo tienen hoy dos opciones: acercarse a Roberto Madrazo -lo cual se resisten a hacer- o abandonar el PRI y buscar el registro para un candidato propio en un partido pequeño. Convergencia, que se ha convertido a últimas fechas en el vehículo de esperanza de muchos candidatos sin partido, parece ser la opción lógica. En términos prácticos, sin embargo, una separación de los miembros del Tucom sólo garantizaría el debilitamiento de las posibilidades de triunfo del PRI en la elección constitucional. Lograr la victoria sin la estructura de este partido parecería, para Unidad Democrática, una aventura imposible.
Algunos informes periodísticos señalan que Montiel ha hecho declaraciones en el sentido de que abandonó la búsqueda de la candidatura del PRI porque fue amenazado. El propio Montiel, sin embargo, se ha negado a dar una explicación abierta, clara y completa de su decisión. Esto ha llevado también a que circulen rumores en el sentido de que desde el principio Montiel tenía ya un acuerdo con Madrazo. La contienda estaba arreglada; la intempestiva renuncia de Montiel simplemente lo comprueba.
El PRI, que tanto se preciaba de estar cerca de recuperar la Presidencia de la República, se encuentra ahora más bien al borde del precipicio. Este partido sigue siendo el único que tiene una estructura realmente nacional. Así como el PAN es inexistente en muchos lugares del centro y el sur del país, el PRD casi no tiene presencia en la mayor parte del norte. Ésta es una de las razones por las que el PRI ha ganado la mayoría de las elecciones estatales en los últimos cinco años a pesar de no haber contado ya con los privilegios que le daba la Presidencia.
La experiencia, sin embargo, les demuestra a los propios priistas que cuando su partido se divide los triunfos desaparecen. Y si no se busca una forma de darles a los miembros de Unidad Democrática una oportunidad de combatir en buena lid por la candidatura presidencial, la división del PRI parece segura.
Roberto Madrazo tiene ganada ya la candidatura presidencial del PRI. Si eso es lo que buscaba, no tendrá ningún incentivo para ceder espacio a sus rivales dentro del partido. Pero yo supongo que lo que pretende realmente es conquistar la Presidencia. Si es así, la búsqueda de algún acuerdo se vuelve absolutamente indispensable. Ni siquiera Madrazo se puede dar el lujo de ser un candidato del PRI sin el apoyo de un grupo tan fuerte de sus correligionarios como los que forman el Tucom.
En resumen, Eduardo Andrade tiene la razón legal cuando señala que ya no hay espacio para un nuevo candidato. Pero él y sus jefes se deben dar cuenta de que si no se busca un arreglo con el Tucom, las posibilidades de triunfo del PRI en 2006 se reducen de manera muy importante.
DINERO POLÍTICO
Si el dinero y la publicidad fueran la única llave para ganar el voto de los mexicanos, Santiago Creel sería hoy candidato del PAN. La gran pregunta es si Felipe Calderón pudo vencer a Creel sólo porque los panistas son distintos al resto de los mexicanos. A final de cuentas, menos de 300 mil personas participaron en el proceso interno del PAN. En la elección constitucional, empero, habrá cuando menos 40 millones de votantes.
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